Violín II

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-¡Vamos Fabián!, - Ya Mario entró en la sala
Como es normal siempre espero a Luis en la esquina de mi casa para ir al conservatorio, ya que ambos vivimos cerca uno del otro. Lo gracioso, es que por su culpa siempre nos sermonean porque llegamos tarde, y lo curioso, es que él que va con más deprisa de los dos, para que Mario no se enganche regañándolo en la puerta de la sala de música.
-Deprisa Fabián, que llegaremos tarde y Mario me va a volver a sermonear delante de todos en la puerta.
-Voy detrás de ti Luis, - le digo entre risas.
- Tú no lo entiendes Fabián, porque eres el preferido de Mario. ¡Pero a mí sí me va a matar! si vuelvo a llegar tarde a su clase.
- Jajajajajajajaja, - no puedo contenerme y me río a carcajadas. – Estoy volando de lo rápido que voy Luis.
- Qué tonto eres Fabián.- dice conteniendo una risa para después él también caer en carcajadas
Por suerte ambos llegamos al ras a la clase. Ya Mario se estaba dirigiendo a la puerta a esperar con cara malhumorada a los dos, cuando noto que otra persona también entra por la puerta principal de la clase.
-Disculpe lo tarde señor Mario, le dice a Mario. - Es que me perdí entre los salones de arriba.
-¡Pero si es Aimé! - Dice Luis a todo pulmón.
Ella voltea sorprendida de que supieran su nombre, pero  luego de un instante pensativa  pareciese que se recordara de algo y se le torna una cara normal. Yo observo la escena sorprendido de que esté en la misma clase que nosotros, porque realmente no sabía que tocaría el violín.
Al poco tiempo de terminar de ver a Luis ella se voltea a medio cuerpo hacia mí y me saluda sonriendo - Hola Fabián.
Yo la saludo con la misma sonrisa - Hola Aimé.
Ahora ya no lleva el cabello recogido, y debo admitir que le luce muy lindo suelto. Noto que lo tiene corto y además abundante, recogido hacia un lado con un lacito rojo, que le luce con el tono de su piel. Ambos nos quedemos viendo un rato y creo que nos olvidamos por un momento que estábamos en toda la puerta de la clase, porque  Mario tuvo que avisarnos con un sermón.
-¡Ustedes dos que hacen parados en la puerta!, ¿No les da vergüenza con su nueva compañera?
De esta sí es verdad que no nos escapamos Luis y yo… pienso con la cara de avergonzado luego que todos en la clase se rieran.
Estaba realmente molesto. Yo le hago una seña a Luis y ambos sabemos que es nuestro fin y  el porqué. A Mario no le gusta perder tiempo en sus clases magistrales de violín. Así que ambos nos miramos y supimos de inmediato que si no terminábamos de entrar, nos iba a hacer sangrar las manos de tanto que nos pondría a tocar. A nosotros nos fulminó con la mirada, pero con Aimé, se dirigió de una forma muy amable. - Mi niña tu puedes dirigirte al asiento que gustes. ¡Y ustedes dos entre de una vez!
Estoy casi a la certeza que ni flash fuese capaz de encontrar su asiento tan rápido, porque ambos en menos de lo que cae un rayo ya estábamos sentados y con el instrumento en la mano.
Mario cerró la puerta muy tajante, respiró y se dirigió al frente de la clase. En serio, y lo admito pensé que iba a venir otro sermón cuando me doy cuenta que llama a Aimé al frente de la clase y la presenta ante todos. -Jóvenes, hoy les quiero presentar a su nueva integrante en la cátedra de Violín. Su nombre es Aimé, tiene 11 años al igual que algunos aquí, y espero que su trato hacia ella sea el más adecuado. Bueno, no se si quieras decir algo a tus nuevos compañeros pequeña.
Veo que ella observa a todos y poco a poco su cara se torna penosa, pero eso no le afectó para que su voz y su sonrisa fuera alegre al presentase -¡Hola! Me alegra conocerlos a todos. Espero que podamos ser muy buenos amigos.
-A que es cierto que es linda, - escucho decir a Luis, hacia un niño en frente de él. -Ya somos amigos y todo – dice riéndose haciendo que el otro también se riera.
- Muy bien empezaremos la clase de hoy recordando ciertos aspectos vistos anteriormente, para adentrar a su nueva compañera en el mundo de la música. Pero antes, como método de reflexión por el atraso causado, Fabián, Aimé se sentará al lado tuyo para que la orientes. Y luego al terminar la clase, te quedarás y le aclararás todas sus dudas. Muy bien comencemos “La música es el arte de…”

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La voz de Mario se disminuía en mi mente y lo único que pensaba es que a partir de ahora iba a tener que sentarme con Aimé, y además quedarme con ella después de las clases.
“Ahora sí que Mario se lució”, digo en voz muy baja con los codos apoyados y las manos tapando mi rostro. –“Que vergüenza, no podía ser otra ,si no la misma niña que le dije que era hermosa… pero por qué a mí? Eso me pasa por…”
-¿Puedo colocar mi mochila  a un lado de tú asiento?
- Si claro, no hay problema. Digo aún en la misma posición.
Al notar la voz que me habla bajo mis manos de mi rostro con rapidez  y miro que es Aimé a quién respondí la pregunta y se sienta a mi lado. Ella comienza a sacar sus apuntes y  escribe todo lo que Mario está copiando en la pizarra.
Yo me le quedo viendo y odio admitirlo, pero me vuelve a pasar lo mismo que la vez anterior, mi cara se pone muy roja, estoy nervioso y comienzo a tragar saliva como todo un tonto.
“No no, mejor me volteo y veo la clase”
Estoy a medio camino de voltearme cuando Aimé me mira de reojo y sonríe. -Me hace feliz que estemos sentados juntos, a ti no?
-Ammmm, sí. - Por supuesto que me hace feliz que estés sentada a mi lado.
Ya perdí. Porque ella noto que me puse aún más rojo cuando lo dije y de la forma más natural ella se ríe burlonamente entre dientes, pero está bien, ya que a mí también me da risa y así estamos. Los dos juntos riéndonos mientras vemos la clase de música. Siendo felices, siendo niños.

The Violin's SonataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora