¿Caperucita: el Lobo y el Cazador?

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Como me llaman no es un secreto, soy conocida como Caperucita Roja. Sin embargo mi verdadero nombre es anónimo, porque mi historia es la historia de muchas que nunca se animaron a contarla, pero que se sienten reflejadas. Hoy me llaman Caperucita Roja, pero podrían llamarme de cualquier modo y verme representada millones de caras.
Mi historia vive encerrada dentro de un cuento que es de público conocimiento (la niña que fue devorada por el lobo en la casa de su abuela, el leñador que mata al lobo para salvarla) que por ser tomado como cuento y jamas interpretado como historia nunca fue visto como lo que realmente es. ¿Pero nunca se preguntaron que había detrás de él?
La realidad es que nunca hubo ningún lobo, y si lo hubiera, no me hubiese comido, lo lobos no comen niñas. ¿Y para qué mentir? Nunca hubo un leñador o cazador que viniera al rescate, porque en la vida real eso no existe.
La verdad oculta detrás de todo es que  yo soy Caperucita Roja, pero también soy el Lobo y el Cazador.
No voy a entrar en detalles de lo que pasó, con todo lo relatado lo demás será fácil de inferir, pero si voy a revelar algunas verdades sobre mi cuento.
Mis padres me llevaban a visitar a mis abuelos, ellos siempre nos recibían con los brazos abiertos. Mi abuela siempre gustosa de vernos, nos preparaba comida a montones.
Mi abuelo era más gruñón, la mayor parte del tiempo parecía enojado, pero a veces le gustaba jugar nosotros,sus nietos, cuatro chicas y un chico.Al ir creciendo, algunas cosas empezaron a cambiar. Mis padres trabajan más y necesitaban de alguien que cuide de sus princesas, mi papá acordó que serían ¿Qué mejor opción que quienes lo criaron?
El abuelo siempre gruñón, comenzó a mostrar más interés por mi,incluso me trataba como su favorita. Compartíamos secretos que los otros nietos no sabían. Solo él y yo.
A los once la escuela me reveló que había secretos que tenían que ser contados. ¿Y pueden creerlo?, la persona que debía protegerme fue la que me lastimó.
Desde ese momento nunca fui sola a ningún lado, había algo que me seguía a todas partes el miedo. Ese miedo no era abstracto, tenía forma, tenía nombre, pero me negaba a aceptar su verdadera procedencia, asique le cambié el nombre y le di una nueva forma, una a la que pudiera afrontar, de la que me pudiera deshacer sin remordimiento, el Lobo. El Lobo era distinto de mi abuelo, representaba aquello que temía pero que no sabía como enfrentar. El Lobo era mi miedo en su estado más puro, mi sentimientos más oscuros resumidos en una sola palabra. Por otro lado, mi abuelo fue un hombre gruñón que quería a sus nietos, pero que fue devorado por el Lobo.
Entonces me metí en el bosque y comencé a pedir ayuda. Durante años, la busqué incansable e incesantemente. Caminar solo puede ser peligroso, una a veces se pierde, el bosque pareciera cerrarse sobre una y mantenerla atrapada. Afortunadamente, si una sigue, en el camino comienza a conocer nuevos acompañantes. Algunas de ellas son otras Caperucitas con sus propios Lobos,otrxs no tienen nombre, pero todxs tienen su historia.
Muchos de ellos comparten el sendero durante un tiempo, pero luego deben partir hacia los propios.
En mi búsqueda había quienes decían que había que matar al Lobo, pero nadie quería hacerlo. Otros decían que había que castigarlo, pero nadie sabía qué sería suficiente, ni cómo.
Tengo que confesarlo, muchas veces eso me enojaba. ¿Acaso no veían cuánto sufría? Nadie accionaba como yo quería, nadie me entendía, nadie hacía suficiente, nadie podía darme una respuesta, nadie,nadie, nadie...
Hasta que un día, me di cuenta de que solo había alguien que podía terminar con todo esto, una única persona que era capaz de terminar con todo, alguien que no encontraría nunca, sino que era en quién debía convertirme, el cazador.
Después de tanto camino, me di cuenta de que paradójicamente, yo era la única que podía causar mi dolor y también la única que podía terminar con él.
Al salir del bosque fui conciente del cambio,pero salir del bosque solo fue el comienzo porque ahora debía contar mi historia. Contarlo requiere tanto valor como enfrentar al Lobo, pero al hacerlo era una nueva batalla ganada para el Cazador. Debo decir que no fue fácil, el Lobo muchas veces estuvo a punto de devorarme, aunque nunca lo logró.
Finalmente, un día la guerra terminó y yo misma, Caperucita, convertida en el Cazador domé al Lobo.

Caperucita Roja, Apología De Un Cuento ClásicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora