El sol rebosaba de alegría nuevamente en la calurosa Región de Alola, Pikipeks se podían ver volando con vigor en las playas de Mele Mele junto con varios Pelipper, anunciando el amanecer de un nuevo dia. Los Rattata que deambulaban por las penumbras de la noche ahora eran reemplazados por Yungoos y Gumshoos que salían a buscar sustento, mientras los pobladores de Alola salían a comenzar un nuevo dia, agradeciendo a Solgaleo por tan hermoso amanecer radiante de alegría.
Pero, para un entrenador, lo que debería de ser un hermoso dia, era solo otro dia gris, otro dia lleno de apatía y amargura.
En la Ruta 01, cerca de Ciudad Hau'oli, se encuentra el hogar del que alguna vez fue proclamado como el primer campeón de la Región de Alola. El hogar que alguna vez rebosaba de alegría por sus ocupantes, ahora solo permanece en un silencio sepulcral.
Todas las ventanas de aquella casa permanecían con las cortinas cerradas, privando el interior con la cálida luz del amanecer y llenándola a cambio con una penumbra, las numerosas flores que abarcan el porche de la entrada ahora se encontraban completamente marchitas, dándole a la casa un aspecto aún más triste, mientras que los numerosos árboles de bayas con los que cuenta el jardin trasero, ahora permanecían sin ningun fruto, aquellos que sí contaban con alguno, solo poseían bayas en estado deteriorable.
En una de las habitaciones de aquel hogar, rodeada por una completa oscuridad, se encontraba durmiendo su propietario.
Abriendo lentamente sus ojos color miel, el entrenador poco a poco comenzó a despertarse. Levantándose un poco para quedar sentado en su cama, comenzó a cepillar sus ojos de manera indolente para eliminar parte del sueño restante. Estirando sus brazos, no pudo evitar soltar un leve gemido de dolor pues como era costumbre, nuevamente comenzó a sentir un pequeño dolor en la espalda, como todas las mañanas...
Ignorando el dolor en su espalda, se levantó de su cama y a oscuras, procedió a caminar hacia las cortinas de su habitación para abrirlas y que entrara un poco de luz en ella.
Al abrir las cortinas, cerró un poco los ojos debido al cambio abrupto de iluminación, una vez que se acostumbró a la cálida luz, se encaminó hacia la puerta que conducía a su baño.
Una vez dentro, se dirigió hacia el lavabo, abriendo la llave del agua, comenzó a mojar su rostro con agua fría, un infructífero intento de mermar la jaqueca que todos los días lo atosigaba...
Cuando secó su rostro con una de las toallas que había ahí, comenzó a admirarse en el espejo que se hallaba en el lavabo. En aquel espejo se reflejaba un rostro carente de emoción alguna, una expresión neutra era lo unico que habia presente, su mirada inexpresiva cuyos ojos carecían de aquel jovial brillo, ahora solo expresan una mirada perdida, casi muerta, acompañada de unas notorias ojeras, señal de que sus constantes dolencias impedían su descanso.
Cansado de su reflejo, salió de la habitación del baño y nuevamente camino hacia su cama tomando asiento en ella.
Apretando con sus dedos el puente de su nariz debido al agudo dolor que comenzaba a presentarse detrás de su cabeza, suspiro de frustración y lentamente comenzó a admirar su habitación, hasta que su mirada se centro en su trofeo de campeón, situado en una repisa al lado de su armario.
En aquella repisa no solo poseía su trofeo sino también varios estuches de cristal con todos los Cristales Z que consiguió en su Recorrido Insular, al igual que varias cintas y trofeos que ganó al participar numerosas veces en el Árbol de Combate y en el Estadio Royale. Al mirar aquella repisa una pequeña sonrisa melancólica se había formado en sus labios.
Y como si fuera instinto, lentamente su atención cambio de la repisa a un par de pequeños frascos con numerosas pastillas en su interior, situados en su mesa de noche. Uno era traslúcido, de color marrón oscuro, mientras que el otro era color blanco puro. Pastillas analgesicas y Anti-depresivos, ambos medicamentos que tomaba para "aliviar" sus múltiples pesares, tanto fisicos como psicologicos...
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No me abandones
FanfictionUn entrenador cansado de la misma rutina termina cediendo ante una terrible depresión, provocando así alejar a todos los amigos que hizo en el Recorrido Insular por toda Alola, a todos menos a alguien. (Primarina x Entrenador).