CAPÍTULO 3

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Después de cuarenta minutos de trayecto llegamos a comisaria. Anthon se despierta cuando el coche se para y me abre la puerta. Mathew me pone unas esposas, son pesadas y de acero.

El coche ha parado delante de la puerta, a si que Mathew va a aparcarlo y Anthon me lleva a dentro. El centro es enorme...

 Me mete a la derecha a una sala. Es rectangular con paredes azules y dos cuadros de un bosque en otoño, de hojas amarillas caídas. Uno en el final de la entrada y el otro en el lado lleno de sillas. Delante de este hay una cabina que ocupa poco más de la mitad a la entrad, una ventana que da al aparcamiento de los coches policiales y el sitio restante son sillas. Nada más entrar, esta la pared pequeña con uno de los cuadros del bosque de hojas caídas y debajo una mesa blanca y chiquitita con unas cuantas revistas antiguas.

-Aquí tienes que esperar, puedes sentarte donde quieras.- me dice Anthon y se va.

Empiezo a maniobrar con la silla y me siento, a duras penas, en la pared donde toda la fila son sillas, en la penúltima, que es simple y blanca. Delante de mí, una silla a la izquierda, al lado de la pared hay un chico...

Tiene rastas, dos piercings en el labio superior a cada lado acabados en pincho. Una sudadera ancha con el símbolo de la marihuana a colores rojo, amarillo y verde, y unos pantalones cagados negros, que no habrán sido lavados en un mes por lo menos. Lleva una gorra hacía atrás de visera plana azul, un poco ridícula para mi gusto. Sus ojos son marrones... apagados... con ganas de venganza...

-¿Por qué me miras?- me dice en tono enfadado.

No puedo hablar y entonces le sigo mirando para conseguir asustarle, ya que yo, aunque tenga catorce años y él unos diecisiete, lo que haga supuestamente yo es más peligroso.

-No me asustas niñata, ¿qué has hecho para estar aquí? Pareces tan inocente.- y pone una cara triste de burla.

Giro la vista y hay un policía en la cabina ajetreado con mucho papeleo.

-No intentes escapar, no se puede- me dice y giro a mirarlo-. Vale, vale- dice con las manos en alto-... te contaré mi historia. Me llamo Carlos, tengo diecisiete años. Nací en Burgos y actualmente resido aquí, en Madrid, ya que me mude hará unos seis años, con mi familia, con la que tengo muchos problemas. Debido a ellos estoy aquí. Llegué a casa a las diez, venía de fumar y me echaron la peta como siempre. Que si no tenía que hacer esto, que si tenía que hacer lo otro... Entonces cogí ya harto y le pegué una hostia a mi madre. Mi padre rápidamente me cogió y yo me volteé y le pegué a él también. Mi hermana pequeña llamó a la policía y... pues eso, aquí estoy- hay un largo silencio en el que miro las malditas esposas que me están matando-. Pesan, ¿verdad?- consigo asentir- Es la segunda vez que las llevo ya- baja la cabeza-. Hay veces que no me gusta esta mierda, no me gusta ser así, pero no se...- le miro- Vale lo intentaré, intentaré ser mejor persona, pero no sé si podré.

-Carlos Sánchez.

-Me tengo que ir, gracias por todo, intentaré cambiar.- me sonrió y se lo llevaron.

E aquí un ejemplo de que dentro de todo matón, se encuentra un buen corazón.

Por lo menos he ayudado a alguien, no sé si compensará...

"Maté" a una persona... Ayudé a otra...

De repente un sonido suena. Es el sonido del metal arrastrado.. de una ventana rota... de sangre fuera de sus vasos...

Todo el mundo va a ver lo que ha pasado. Yo me levanto y voy a la pata coja hacía la silla de en frente, me pongo de rodillas y observo por la ventana. En la silla de al lado se me une el policía que se hallaba en la cabina, pero rápidamente se va al ver la escena.

-No salgas de aquí- me ordena.

Estoy coja y no me se manejar con la silla, ¿a dónde voy a ir?

Me vuelvo a girar hacía la cabina.

El coche en el que había venido se halla estampado contra la pared del edificio de en frente. Las ambulancias ya se oyen sonar. De repente el coche se incendia y los gritos de un Mathew desangrándose se pueden ya oír. Un chico, llevado por unos policías, se escapa y corre hacía el coche en llamas. Me suena, si le conozco. Es Carlos. Intenta sacar a Mathew, pero le es imposible al llevar las esposas. Las quema con el fuego y se deshace de ellas. Al meterse en el coche a por Mathew se quema un poco, pero consigue sacarlo con vida. La ambulancia por fin llega e intenta salvar a Mathew, pero es imposible una vez que su corazón deja de latir y una manta plateada cae sobre él...

MargotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora