PRÓLOGO

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Estoy sola en medio de la noche, la nieve es blanca y hay luna llena. Delante de mí se encuentra la nada y detrás, mis huellas y un río de sangre, roja, espesa, que puedo ver reflejada en la luna. Es mía, ¡es mi sangre!... No se como ni porque ha llegado a mi pierna un cuchillo que me la traspasa entera. No recuerdo nada de lo que ha pasado, aunque recuerdo oir a una mujer gritar...

Camino sola, tengo que encontrar refugio sea como sea. Hace mucho frío y mi nariz es un cubito de hielo. Después de tanto caminar, me resbalo y me fijo en mi ropa: llevo puesto un camisón blanco y largo, una bata verde oscura, un gorro de lana amarillo con una flor azul y mis calcetines sobre salen por encima de unas botas de cazar marrones sin atar los cordones. ¿Cómo puede ser que lleve mi pijama y unas botas de cazar? Las botas no eran mías, ya que me quedaban muy grandes, pero si que me suenan de algo... y ¿los cordones?, ¿por qué estaban desatados? Seguramente abré salido de casa sin atármelos... ¿Casa?¿Dónde está mi casa?, no se como he llegado aquí, no se ni siquiera de donde vengo...Preguntas y preguntas se posan en mi cabeza como molestas mariposas, pero la que más me gustaría saber es... ¿Cúal es mi nombre?

Entre la inmensa oscuridad diviso una luz y las preguntas salen de mí espantadas, me hato los cordones y me dirijo hacía ella. Ande uno o dos kilómetros y por fin la ví: es una casa grande, muy grande, en ella hay luces, por lo que deduzco que deberá de haber alguien... Arriba del todo, unas campanas y una cruz latina, pero hay una voz... Una voz extraña, que viene de mi interior, que me dice:

-Margot, Margot, no vallas allí, muere, reúnete con migo, paga las consecuencias de tus actos y jamás volverás a tener miedo...

Pero, no la hago caso y sigo hacía delante.

Al llegar hay unas escaleras, así que tengo que subir reptando, porque estoy tan cansada que apenas puedo levantar los pies... Al llegar arriba no puedo levantarme, a si que me quedo en el suelo y llamo a la puerta con mi puño cerrado, pero me duele tanto el brazo que no lo puedo estirar, a si que grito desesperadamente un 'ayuda'...

Veo que se abre la puerta y mis ojos se van cerrando, pero puedo ver la luz, ahora tan cerca de mi y una figura humana difuminada...

Algo me eleva y me lleva con ello, me pone sobre una superficie blanda y puedo notar como si el cuchillo saliera de mi piel, pero no puedo gritar, solo puedo sufrir en silencio... notó que sobre mi cuerpo echan agua caliente y desde ese momento, pierdo totalmente el sentido, pero sin sentir nada, aún puedo oir aquella voz extraña de mi interior, pero esta vez decía otra cosa diferente...

-¡Niña insensata!- decia aquella voz de mi interior- No te ha bastado con lo que les hicistes a ellos, a tus padres por orden mía ya que te resistías, recuerda que los matastes tu, y solamente tu. Ahora incumples mis ordenes, pues, cuando encuentres el amor, yo te lo arrebataré, y le matarás tu, y solamente tu... Recuérdalo, Margot.

Un escalofrío de repente, se extiende por todo el cuerpo.

¿Había matado a mis padres?, eso no es posible ya que mis padres... ¡No se quienes son mis padres!, ¿tengo padres?, bueno ¿los tenía?, pero no veo el porque de supuestamente haberlos matado y por orden de aquella voz que no se de donde provenía.

Y lo del ¿amor?, ¿qué es el amor?, también dice que me lo arrebatará, es todo muy extraño, pero me acabo de dar cuenta de algo importante, si esa voz se dirigía a mí, Margot es mi nombre, ya que lo ha pronunciado. La primera vez que oí esa voz decía: Margot, Margot. Y la segunda vez dijo: Recuérdalo, Margot.

Me despierto, debo de haber dormido mucho tiempo o tal vez no, ya que solo he estado inconsciente. Al abrir los ojos veo a una mujer de más o menos sesenta y cinco años, lleva un vestido gris, el pelo tapado como con un pañuelo largo que le llega a la mitad de la espalda también gris, ojos azules claros, nariz aguileña y le falta un diente, el paleto derecho. Lo que más me sorprende de ella es que lleva un colgante con una figura al final en cruz latina, como la que se encontraba encima del edificio. Ahora lo veo claro, es una monja y estoy en un monasterio.

-¿Estas bien niñita?- me pregunta enseñándome el hueco de su diente.

No puedo hablar, algo no me lo permite, seguro que será esa voz, puede que me controle, ya que me dijo que les hice algo a mis padres por orden suya.

-¿Eres muda?- me prergunta- No pasa nada querida, yo me llamo Luisa, pero todos aqui me llaman Luisita y has venido al monasterio Cuatro Vientos. Te encontramos en la puerta, tu llamastes, ¿recuerdas?- Por supuesto que me acuerdo, me estaba casi muriendo-, estabas muy mal de salud y tenías un cuchillo en la pierna. ¿Recuerdas como te lo hicistes?- Raramente niego con la cabeza, es lo unico que puedo hacer- Bueno da igual, el caso es que te lo quitamos, vas a tener que tener la prierna inmovíl durante un tiempo, pero te recuperarás. Bueno niñita, ahora mismo vengo.

Se aleja, no lo veo, pero se que hay una puerta, ya que la cierra de un golpe y este me retumba en los oidos.

MargotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora