Kyouka Jirou es una cantante de gran éxito con millones de fans.
Momo Yaoyorozu es una adolescente que se ve obligada a acompañar a su mejor amiga al concierto de Kyouka.
[AU sin quirks]
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Cada vez quedaban menos días para los exámenes finales, y eso significaba menos días para el concierto de Jirou en el festival de la Yuêi. Sabía que mis padres no me permitirían ir si mis notas fueran bajas, así que me dispuse a ir a la biblioteca, no me apetecía estar en casa, necesitaba tranquilidad y estar un rato a solas.
—Bienvenida ¿Puedo ayudarte?
Ya había ido a aquella biblioteca varias veces, pero mis padres siempre habían preferido que estudiaste en casa con sus libros.
Le dediqué una sonrisa, era una señora mayor con unas gafas negras en el puente de su nariz. Ante su pregunta decidí cambiar de idea sobre lo de estudiar, era una buena oportunidad para ampliar mis conocimientos sobre música.
—¿Tenéis libros sobre música? ¿O de piano?
Ella asintió, haciéndome un ademán de seguirla. Me llevó por los pasillos hasta llegar prácticamente al fondo del lugar.
—Esta sección es toda de música, los de piano están en la parte de arriba.
—Muchas gracias.
Ella sonrió y se marchó sentándose en su sitio correspondiente. Comencé a observar los libros de la estantería, me apetecía buscar algo más moderno, algo que no fuera música clásica. Cogí varios libros, algunos ilustrados, sobre tipos de música y algunos de piano.
—Veo que de verdad te gusta la música.
Una voz masculina me sorprendió. Me giré encontrándome con unos ojos color ámbar cubiertos por unas gafas negras.
—Oh, buenas tardes Kaminari.
Me sorprendí al verle allí, no me esperaba encontrármelo. Estaba algo nerviosa, nunca había hablado con él a solas.
—¿Yaoyorozu, verdad?— asentí—¿Qué te trae por aquí?
—Venía a estudiar, pero decidí aprovechar y coger algunos libros sobre música.
—¿Quieres sentarte conmigo? La bibliotecaria me ha ofrecido una mesa apartada, así podrás estudiar tranquila.
Su propuesta me sorprendió.
—No me gustaría molestar.
—No hay problema.
Me dedicó una sonrisa y le seguí, era una mesa larga y amplia, no había nadie en ella, solo un ordenador y unas partituras. Me senté a su lado.
—Gracias ¿Tu qué haces aquí?
—A veces me gusta venir, es un lugar tranquilo.
Asentí observándole de reojo. Tenía la sensación de que le estaba molestando. Decidí dejar de pensar en ello y abrir algunos de los libros que había cogido. En algunos te enseñaban los diferentes tipos de música y en otros había partituras que nunca había visto, las probaría más tarde.
