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No cuerda exactamente qué edad tenía cuando Namjoon decidió que seguiría los pasos de su padre y su abuelo. El sería un abogado, pero no de cualquier tipo, el sería de esos que defienden lo correcto, el sería de esos que su reputación es tan buena que la gente tiene que inventarse rumores para manchar la. Sin embargo Namjoon si recuerda que fue lo que lo hizo querer ser abogado.
Fue una noche en la que sus padres lo habían mandado a dormir desde muy temprano y su abuelo estaba de visita.
Recuerda haberse preguntado un sin fin de veces qué habría pasado con su abuela, nunca nadie la mencionaba ni había fotos de ella por ningún lado. Namjoon incluso había tomado el valor de preguntar por ella a su madre quien lo callo diciendo que hablarían de eso cuando el fuera mayor, pero a pesar de su corta edad Namjoon no era tonto, ni un poco, y el sabía que esa platica no llegaría.
Su padre y su abuelo se habían encerrado desde muy temprano en el estudio que su padre había amueblado para su comodidad a la hora de trabajar en casa. El no los había visto en todo el día y se había preguntado si sería bueno ir a tocar para recibir el beso de buenas noches de su padre o lo era costumbre, sin emabejo su mamá no lo dejó.
El pequeño reloj en su pared le indicaban que pasaba de la media noche y el seguía sin poder consiliar el sueño, fue por ello que decidió bajar a tomar un bocadillo a la cocina.
Fue extraño para el escuchar voces en la planta de abajo pues no importa a cuanto trabajo su padre tuviera siempre a las 10 este dejaba todo y se iba a dormir junto a su madre. Sin embargo ahí estaba el, paralizado en filo del último escalón escuchando una conversación que de seguro no debía escuchar, se preguntó si madre estaría arriba ya durmiendo, pero fue entonces cuando mencionaron a aquella mujer lo que le hizo escabullirse en un rincón para escuchar mejor.
Fue esa noche, cuando se entero de lo que había sucedido, del porqué nadie hablaba de su abuela y del porqué nunca se iba a hablar de ella.
Su nombre era Lee HaSeul, eso fue lo primo que descubrió.
Cuando su padre tenía tan sólo 10 años ella había desaparecido, su abuelo era uno de los mejores abogados fiscales del país y había usado todo su dinero y tiempo en buscarla. Sin embargo, durante años no tuvo éxito.
Un día en el periódico mañanero su abuelo se entero de que una de las bandas criminales más buscadas del país había caído gracias a algunos infiltrados y bocones. Entre todo había arrestado un total de quince ceiminales y habían rescatado a a casi una centena de personas, de las cuales suponían que serían usadas como rehenes o mercancía. Su abuelo no dudo en llamar a la estación policíaca para pedir una audiencia con las víctimas. Tenía la esperanza, después de más de cuatro años, de encontrar a su mujer.
Fue un golpe fuerte para el saber que HaSeul no está ahí.
Lo peor apenas comenzaba, le habían asignado el caso como defensor de los ciudadanos y le pidieron que armará todo un juicio en defensa a las víctimas.
