One Shot

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Lydia se abrió paso a través de los cuerpos que bailaban en la pista, buscando llegar a la barra para poder encontrar lo que buscaba.

Sus zapatos Gucci y su traje Chanel desencajando entre aquellos cuerpos femeninos de poca ropa, hasta parecía que la rara ahí era ella, pero eso no importaba, no estaba ahí por diversión, estaba ahí para descubrir algo que le lleva dando vueltas en la cabeza desde hace mucho tiempo.

Dios, ¿Es que sabían que venía yo y decidieron hacerme una playlist?, pensó la pelirroja al oír la letra de la canción que el Dj había colocado.

Lo suficientemente fría, como para helarme los huesos
Se siente como si ya no te conociera
No entiendo porque eres tan fría conmigo
En cada respiración que tomas
Veo que algo esta pasando
No entiendo porque eres tan fría
¿Estamos tomándonos un tiempo o un tiempo fuera?

Definitivamente alguien se estaba burlando de ella.

-¡Hey!-La pelirroja se sentó en un taburete, observando al moreno de ojos verdes que atendía la barra.

-¿Qué quieres tomar?-Pregunto sin tomarle importancia, a la vez que tiraba latas y vasos desechables a un sesto de basura y revisaba que los estantes estén llenos.

Lydia se sintió ofendida por un momento, todo el mundo siempre la mira hasta que ella
ordenaba que vayan a cumplir sus deberes, por dios, que era dueña de una empresa de
modelos y la mas bella del pueblo.

-Busco a Derek Hale-Habló esta vez mas molesta.

El moreno sonrió burlón, para finalmente levantar la vista, cambiando su rostro rápidamente a uno de sorpresa, para luego pasar finalmente a la seriedad.

-Apuesto a que tu eres Lydia Martin-Adivino el chico, haciendo que la pelirroja asienta algo confundida-Soy Clark, hermano de Derek.

-Okay, bueno, necesito hablar con tu hermano, urgente-Pidió la pelirroja.

Recibiendo una negación por parte del chico, claramente sabía donde estaba su hermano,
pero no lo echaría a los leones si podía hacer algo.

-No esta aquí...

-Se que trabaja aquí.

-Definitivamente sabría si mi hermano trabajará en el mismo lugar que yo-Dijo dando por finalizada la conversación.

-¡Se que trabaja aquí!

El moreno la ignoró totalmente, sonriendole a la chica de dos taburetes más allá y rápidamente siguió atendiendo a los demás clientes.

La pelirroja trato de hablarle un par de veces más, pero finalmente desistió, y decidió retirarse del lugar.

Cuando una persona más allá captó la atención de la chica.

Stiles, Su Stiles, en ese horrible lugar, cuando se supone que estaba en una misión del FBI de la cual volvía en dos semanas.

Cuando salió del shock, el castaño ya se había ido, pero aún así no se rindió.

Y decidió seguirlo, sin estar segura si era el o no.

Su camino la llevo a los baños de hombres, donde sin pensarlo dos veces, decidió entrar.

Un chico castaño estaba lavando sus manos, mientras otro unos cuantos años más grandes se encontraba abrazándolo por la espalda y besando su cuello.

Ambos se separaron en cuanto la pelirroja abrió la puerta.

-Lo siento-Hablo Lydia avergonzada al ver que se equivocó, y el chico no era Stiles.

Rápidamente salió de los baños, y emprendió camino a la salida del club.

Arrepentida por desconfiar de esa forma del castaño.

Pero es que, siempre le pareció extraña su relación.

El castaño siempre estuvo detrás de ella, besando el suelo que pisaba, pero cuando Lydia decidió darle una oportunidad, el castaño parecía más distante, como si realmente ya no le importará, aunque decía lo contrario, no lo demostraba.

Las raras salidas en las que el castaño se terminaba llendo por alguna extraña emergencia.

Y comenzó a empeorar cuando Stiles partió a Quantico para seguir su sueño de ser un agente del FBI.

El castaño no contestaba sus llamadas, y cuando ella le decía que iría a visitarlo, el siempre decía lo mismo.

"No puedes, a mi compañero de departamento le molestan los extraños"

"Mejor otro día, tenemos mucho que estudiar y entrenar"

Aunque el que más predominaba era el.

"Estoy cansado, las prácticas que me hacen hacer son demasiado pesadas y largas, duran demasiado y prefiero descansar para salir bien en todo y poder volver más rápido"

Eran Incontables las festividades que pasó sola con su madre.

Pero más le molestaba cuando era su cumpleaños, dónde solo recibía un mensaje de 'Feliz cumpleaños, te quiero', porque si, el dejo de decirle te amo y comenzó a decirle te quiero.

Todo eso juntos con los "Yo también" vacios que contestaba a las palabras de cariño de la pelirroja le habían llevado a desconfiar.

Hasta que un día se canso, y fue a Quantico.

Y cuando llegó al apartamento, otro chico abrió la puerta, no recuerda su rostro, porque fue hace tres años, pero sabía que era el compañero de departamento de Stiles.

-Hola, estoy buscando a Stiles-Murmuro la pelirroja, tratando de ignorar los gemidos que venían de algún lado de la casa.

El chico había murmurado alguna maldición, y la había dejado entrar, diciéndole que no se mueva de la sala, antes de salir.

Luego de eso, los gemidos habían parado, y minutos después, un Stiles con cara de cansancio había aparecido solo con los pantalones de vestir del traje que le obligaban a usar.

Recuerda ese día que Stiles se había molestado, porque le había dicho que estaba cansado y que no vaya porque solo se distraería.

Recuerda a dos chicos pasar por un lado de la sala mientras hablaban de chicas con las que harían equipo en la simulación del caso antes de desaparecer por lo que ella suponía era la cocina, en ese momento no le importó, estaba más concentrada en tratar de explicarse sin que el castaño sepa que ella desconfiaba de él.

Luego de eso, ella volvió a Beacon Hill's y duraron peleados un mes.

Y luego fue aceptado en el FBI y enviado a misiones, por lo que se la pasaba más en Washington que en la casa que compraron entre ambos.

Intentó de todo para saber si el castaño la engañaba, revisando su móvil, escuchando llamadas a escondidas, contratando detectives, pero no había nada, y eso le frustraba, porque todo parecía tan perfecto.

Salvó una vez, que encontró una alianza que nunca vio en uno de los bolsillos de uno de los sacos del castaño.

Y cuando le mostró la alianza al castaño, reclamándole entre gritos histéricos que la estaba engañando, el sólo comenzó a llorar, y cuando pensó que admitiría su engaño.

Le dijo que era la alianza de compromiso de su madre, y que antes de regresar a la casa, había pasado por la casa de su padre para hablar con él, donde su padre le entrego la alianza explicándole que quería que su futura nuera la tenga.

Lydia se disculpo de mil maneras, pero el castaño simplemente armó un bolso y se marchó.

Se arreglaron semanas después, pero sabía que el castaño se encontraba molesto, ya que aceptaba todas las misiones que le ofrecían, sin importar cuan peligrosa fuera.

Su relación iba en picada desde el principio, pero ella no lo quería aceptar, estaba buscando algo estable, ser como esas parejas que siguen juntas después de la secundaria y la universidad, y el castaño le estaba cumpliendo ese capricho.

Le estaba dando la fantasía que ella quería, y ella lo aceptaba, sin saber que la realidad estaba demasiado cerca de atraparla.

He Is MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora