Cuarta Parte

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—Y cuando llegaste de sorpresa, arruinaste nuestro segundo trío—Fruncio el ceño—¿Sabes que fue lo peor de ese día?, Aparte de tu repentina aparición, fue que yo tuve que ir a abrir la puerta—Solto un bufido—Tuve que dejar a mi bebé con el idiota de Clark, y siguieron teniendo sexo sin mi, aunque luego le di un golpe a Clark y un castigo a Stiles—Sonrió satisfecho consigo mismo—Creo que oíste los gemidos, ¿No?, ¿No te pareció raro que los chicos que estaban con tu novio solo tenían los boxers puestos?, Fue como un gran, Amiga date cuenta—Rió.

—Yo, no les puse atención, no lo recuerdo—Murmuro.

—Cierto, estabas buscando alguna forma de hacerle creer a mi bebé que no desconfiabas de él, dios, esos días en los que se peleaban a él le parecían los mejores, tenía mucho más tiempo para estudiar y tener sexo sin estar preocupado por estúpidos mensajes o llamadas—Sonrió—Luego nos graduamos, y conseguimos una casa aquí, fueron los mejores meses, apenas iba a Beacon, en parte por las misiones y en parte por mi culpa, y la mayor parte porque tú estabas ahí, dándole más y más motivos para aceptar misiones que lo hacían volver a mí.

En algún momento, los ojos de Lydia se llenaron de lágrimas, pero su mirada de superioridad no se borró de sus ojos, al moreno le parecía raro que la chica sea de una de las que prefieren la verdad dolorosa a la mentira amable, ya que, parecía ser una chica que prefiere lo superficial y no le importa nada más que ella, le parecía divertido que esté allí, escuchando como vivió engañada toda su relación.

—Oh, y la pelea de la alianza—Rió—Esa fue la mejor de todas.

—¿Sabes de la alianza?.

—Yo se todo, él me lo cuenta—Sonrió, y saco una cadena que llevaba por debajo de la remera, dejando ver aquella alianza que pertenecia a la madre del castaño, fue como un knockout a su corazón—Ese día habíamos ido a comer a la casa de John, Stiles y él se habían puesto a hablar, nos terminamos llendo a las dos de la madrugada, y luego mi bebé me acompaño a la casa de mi hermano, donde me estaba quedando, Dios, esa fue una de las mejores noches—Comento sonriendo.

—¿Hermano?

—Claro, Clark fue el que me dijo que me estabas buscando, el no se metería, ya que las únicas tres veces que estuvo con mi castaño, yo estaba presente, el fue quien te llamo para que vengas.

—¿Cómo?

—Ay, cariño, si que eres tonta—Rió—Todo el mundo sabía de lo mío con Stiles, menos tú, me pareció raro que no te enterarás, fuimos demasiado obvios para que te des cuenta y lo abandones, los condones usados que Stiles dejaba en el sesto de basura del baño, la chaqueta de cuero que ni siquiera llegaba a llenar con su precioso cuerpo, los mensajes, las llamadas, los viajes, las salidas.

—Siempre lo supe, sabía que alguien estaba robándome a mi chico—Replico secando sus lágrimas con molestia, ellos no se merecían sus lágrimas.

—Exacto, lo sabías, pero no encontrabas pruebas para hacerle una escena, siempre buscando mujeres, marcas de lápiz labial, perfumes, mensajes, cuando en realidad todo el tiempo fuí yo, fuimos nosotros—Contesto.

—Yo hablaré con Stiles, y el se quedará conmigo, no me lo quitarás.

Y ahí estaba la determinación en su mirada, aquella que había desaparecido en cuanto oyó la verdad.

—Cariño, no puedes tener algo que ni siquiera fue tuyo ni por un milisegundo—Nego—Stiles ya sabe que estás aquí, él le dijo a Clark que te llame para que vengas.

—¿No está herido realmente?

—Oh si, le dispararon en el hombro, pero está mejor, entonces, Stiles me pidió que te contará todo, porque está cansado de esta farsa, ya no te soporta y no quiere que lo busques más, después de todo, él no fue el único que te engaño—Sonrió al ver la palidez de la chica—Los recuerdas, ¿No?, Aiden, Parrish, Danny, todos desfilaban por la casa cuando Stiles no estaba.

—¿Cómo lo sabes?

—Es un pueblo pequeño, todos saben los nombres de todo, de quienes son hijos, con quienes salen, con quienes se acostaron o se acuestan—Rió—Stiles lo supo a la primera, entonces ya no se sintió tan culpable.

El silencio reino en el despacho, mientras ambos se miraban fijamente a los ojos, finalmente, Lydia se levantó, y se dirigió a la puerta, deteniéndose antes de salir.

—Dile que quiero el divorcio—Hablo haciendo reír al moreno.

—Querida, ni siquiera firmaron el papel de concubinato, solo lárgate de su vida y no lo busques más, si es posible, desocupa la casa, llévate todo lo que compraste, porque la propiedad está a nombre de Mieczyslaw Hale, que es el verdadero nombre de Stiles, cosa que apuesto no sabías.

—Su apellido es Stilinski.

—No, al menos, no desde que estamos casados, solo ocúpate de vaciar la casa, necesitamos un lugar donde vacacionar.

La pelirroja salió del despacho, con lágrimas cayendo de sus ojos.

Sentía que había perdido la batalla, y le dolía el engaño por parte del castaño, aunque no tenía porque.

Después de todo, ella mismo lo había causado.

Acostándose con cualquiera y dando de lado al castaño en la secundaria, ignorandolo, hasta el último año, donde decidió darle una oportunidad para que deje de molestarla, sin darse cuenta que el castaño apenas le hablaba.

Y ese fue su error, se enamoro del castaño, cuando él no hizo nada más que aceptar salir con ella, solo porque su novio le dijo.

Él la trataba distante, hasta llegaba a ignorarla, siempre prefería que ella se mantuviera alejada, porque realmente, aunque no la quería, no quería dañarla.

Pero se ve que todo cambió, porque de otra forma, el castaño hubiera seguido cumpliendo su capricho en vez de enviar a su novio a decirle toda la verdad.

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