Yena tiene problemas para entender la historia de Corea... también para salvar el año escolar. Sin embargo, no sabe que su mejor amiga, Yuri, tiene una pequeña pero maravillosa idea en mente que podría ayudarla.
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Sé que suelen decir que yo alardeo mucho, y que exagero demasiado las cosas, pero quiero aclarar que hoy estoy siendo completamente seria y sincera: estoy observando a un prototipo de mujer perfecta... ¡No! ¡En realidad no estoy exagerando! Porque es la verdad, por más que la miro, no puedo encontrarle un solo defecto.
Ugh, si no me creen deberían verla, aunque sea desde aquí; mírenla tan cerca como yo lo estoy haciendo, notaran que incluso su piel no presenta imperfecciones. De hecho, de repente nace en mí la necesidad de pasar la punta de mis dedos en su perfilado mentón, totalmente tentada por la apariencia que su piel otorga. Como si fuese extremadamente suavecita y sedosa. Ni si quiera me veo capaz de poder sentir envidia de ella, aunque sí hubiera deseado que mi piel hubiese sido así de increíble cuando yo tenía su edad, por el contrario, andaba buscando tratamiento tras tratamiento para poder librarme por completo del acné.
Ella es... es como una hermosa muñeca de porcelana, aunque el color de su cremosa piel no es pálido, sino que posee una ligera tonalidad tostada. Y eso no le resta puntos, claramente, muy por el contrario, le suma mil puntos más. Su piel es más o menos como mi perdición, mi deseo prohibido. Me gustaría, no. Deseo poder acariciarla.
Yo y mi manía de siempre desear lo inalcanzable.
Suspiro. La verdad es que tengo mucho por decir, mucho que constantemente he estado callando.
¿Por dónde debería continuar?
La analizo, mis ojos no se detienen al escrudiñar detenidamente, casi sumergiéndome en un mundo de ensueño.
