Elisse
¿Existe la perfección por casualidad?, ¿Puede una persona considerarse así?, ¿O al menos creer que una vida lo es?
Yo nunca creí en eso, absolutamente cada partícula de cada objeto, cada célula de cada humano tenía al menos un defecto, ni siquiera el tiempo podría denominarse así.¡Demonios! ¡Cuanto drama! Mejor comencemos la maldita historia.
Cuento con 16 años, no me considero una adolescente problemática, tampoco soy un tonto ángel, aunque vamos...nadie lo es. Este año voy en décimo grado, y no, aún no tengo ni la más pequeña idea de lo que quisiera estudiar, pero no me permitiré autojuzgarme, todavía me quedan 2 años.
Vivo en Manaos, Brasil, aunque mi nacionalidad realmente es alemano-brasileña, lo cual es bastante gracioso porque yo nací en Pando, Bolivia duarante un viaje improvisado de mis padres Conrad Fiedler (proveniente de Alemania) y Carine do Ferro (proveniente de Brasil), ellos habian decidido damre esa nacionalidad para que me fuera más fácil entrar a una escuela en cualquiera de sus países natales.
Mi nombre es Elisse Juliana Fiedler do Ferro, es un estúpido nombre la verdad, pero tiene una pequeña, o mejor dicho, varias minusculas historias que justifican su razón de ser:
Mi padre siempre ha amado la música clásica y por obviedad su pieza favorita es "Für Elise", la doble "s" en mi caso fue porque hicieron todo el papeleo de mi nacimiento en Alemania y la confundieron con una "ß" que es equivalente a una "ss" en cualquier otra parte del mundo en la que no hablen alemán.
El nombre Juliana viene porque mi madre tuvo un día una mejor amiga con aquel nombre, y digo que tuvo porque ella murio en un accidente automovilístico a los 17, mi madre parece querer recordarla así.
Sobre mis apellidos...pues no hay mucha ciencia, pero siempre fueron un motivo de orgullo para mi "Fiedler" en alemán quiere decir "violinista" y "do Ferro" de hierro, así que sí, técnicamente mi nombre en español es "Elisa Juliana Violinista de Hierro", algo que coincide mucho con mi enorme pasión por el violín, y a que, me considero una persona bastante valiente. Debo admitir que agradezco haber realizado un viaje hasta Alemania cuando bebé sólo para realizar mi acta de nacimiento, ya que el orden de los apellidos allí era paterno primero, materno luego. Y si la realizaba en donde actualmente moro hubieran intercambiado los apellidos por materno primero, paterno luego, y traduciéndolo a un idioma completo se escuchaba bastante ridículo.Mi personalidad no es muy compleja, me encanta el sarcasmo, pero se me hace complicado usarlo porque no siempre los inteligentísimos humanos de mi al rededor lo comprenden, o algunos simplemente me desprecian por mencionarlo todo el tiempo.
No soy una persona de muchas amistades, ni tampoco pienso ser la persona más extrovertida del mundo, pero la gente introvertida es tan aburrida. No tengo nada contra ellos, pero siempre es bueno abrirse a nuevas experiencias, ¿Verdad?
Noté que las personas en el auditorio comenzaban a aburrirse, así que comencé de una vez a hablar del tema al que habían venido a escuchar.
Siempre había creído que me conocía a mí misma por completo, que sabía lo que deseaba y lo que no, pero en el fondo supe desde que tenía uso de razón, que llegaba un momento en la vida en la que todo, absolutamente todo, cambiaba monstrousamente. Podría ser en un día o durante varios meses, pero estaba segura de que la vida trataba de constantes cambios. Es por ello mi gran negación a la palabra y a todo su significado "perfección" ya que, según muchos esto significaba "algo sin errores, falencias o defectos" pero claramente nada lograba esa condición, al menos no para siempre, y ¿A qué se refiere el para siempre? Al tiempo completo en sí. Y yo sé muy bien que nada es para siempre, por ello nada es perfecto. Y está completamente bien, la perfección estaba sobrevalorada, si todo y todos fuéramos perfectos la vida no sería una vida para disfrutar, sólo una vida para aburrirse.
Es por eso que quiero contarles esta pequeña historia que demuestra que ustedes deben aprender a valorarse sean como sean física y psicológicamente, y van a aprender a amarse a si mismos sin importar lo que pase.La gente me aplaudió muy fuerte y con muchas ganas en ese momento, me sentí importante y sonreí mucho, sabía que iba a comenzar el mejor cambio en la vida de esas personas tal y como había ocurrido conmigo, iba a ayudarlas porque sabía lo que se sentía llegar a pensar que no eres importante para nadie, que eres la persona más inútil que puede existir y no pensaba dejar que más gente pasara por eso.
¡Maldición! Bufé en cuanto sentí que el peso de algo caía sobre mis piernas y me hacía recobrar la conciencia de mi realidad.
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La Perfección No Es Un Sueño
Teen FictionElisse, una chica con una vida completamente normal, piensa que la perfección es imposible, pero la realidad la descubrirá en cuanto muchos cambios enormes en su vida sucedan. Descubriendo así su verdadero "yo". La felicidad no lo es todo, la vida...