Elisse
Abrí los ojos y el peso que había caído con fuerza sobre mis piernas hace unos segundos era mi mochila, la había aventado mi "amable" hermanito menor.
-¡Ya levántate, holgazana!- gritó el chico al ver que recién me concienciaba de la hora.
-Voy en un momento, ahora déjame en paz- dije con voz autoritaria.
Me tomaron a penas 10 minutos para vestirme y arreglar mi pelo, a diferencia de las otras chicas de mi escuela yo detestaba todo lo que tuviera que ver ccon arreglarme, era tedioso. Finalmente lista para salir a la escuela, bajé a desayunar, saludé a mis padres y di un choque de puños con mi hermano, esa era la única parte del día en la que nos llevábamos bien.Marcelo, era mi hermano menor, sólo tenía 12 años y realmente se comportaba como todo un imbécil de mi edad, producto de juntarse con muchos chicos de mi salón desde que él tenía 7, él consideraba a ese montón de cabezas huecas sus amigos, pero para mí, León, Mauro y Ramiro, junto con otros chicos más, no eran más que tres idiotas con los que compartía clase, tenían el ego por los cielos, gustaban de jugar con los sentimientos de las personas, y no, no hablo sólo de las chicas, ellos tenían amistades por conveniencia y, sabía que Marcelo era una de ellas, yo tenía siempre los apuntes al día y estaba al tanto de cada actividad escolar existente, por lo cual mi pequeño hermano les servía de peón para acercarse a mí y tener los buenos promedios asegurados, aunque debo admitir que me encantaba verlos rogarme para realizar trabajos grupales, me ofrecían de todo lo que pudiera imaginar ya que, ellos eran los niños rucos de la ciudad. Yo no acepté nada en ninguna circunstancia, por mucho que lo deseara o necesitara ya que mi propia conciencia y ética me lo prohibían. Igual, yo siempre terminaba aceptando porque eran las únicas personas que deseaban estar conmigo en estas cosas, yo era casi invisible para la mayoría, y así estaba bien.
Con la misma expectancia de que algún nuevo acontecimiento en mi tediosa y aburrida vida de siempre ocurriera, salí de casa con Marcelo. La escuela no estaba realmente muy lejos, llegamos en sólo 15 minutos.
En la puerta de la entrada se encontraban varios grupos charlando, todavía faltaban 10 minutos para las ocho. Fui a dar encuentro con mi mejor y única amiga real, Evanna Dorian, había entablado amistad con ella desde que ambas llegamos al primer grado de la primaria, y, para ser sinceros, ella nunca me había fallado, teníamos mucha confianza en la otra realmente, y...ella era la única persona que me notaba en realidad como alguien más que "la chica nerd de otro país" porque para todos, eso era yo. Evanna me había abierto un maravilloso y extenso mundo de opciones, a diferencia de muchas personas, que eran completamente cerradas a las nuevas experiencias, ella siempre me animaba a explorar nuevos mundos. Incluso, se podría decir que no era molestada por nadie. Esa muchacha de tan solo 16 años, ya era toda una celebridsd en la escuela, y el hecho de que yo fuera su mayor amistad descartaba para todos la posibilidad de hacerme menos por ser quien era.
Evanna, a diferencia de todas las chicas populares de película no debía su fama a ser sumamente bella (aunque lo era y mucho) o a que se enrollara con cada chico que estuviera a su alcance, menos por hablar con todo el mundo sólo para crear reputación, no, ella no era así. Su popularidad se debía a ser la líder de un gran grupo que exigía la libertad de expresión de las personas que estudiamos en la escuela, siempre luchó por que nos dejaran tener una identidad muy propia, detestaba los uniformes obligatorios, y no la culpaba, eran de lo más horribles, ninguna otra escuela tenía las faldas tan largas y las camisas tan poco elegantes como la nuestra, había logrado que el director dejara que seamos un poco más libres en la vestimenta.
El siguiente cambio que produjo, fue que dejaran que nos maquilláramos, tintemos el pelo y las uñas, incluso permitían piercings, en tanto no fueran extravagantes todas las cosas mencionadas anteriormente.
Pero, lo más importante que cambió en nuestra institución fue la aceptación y el reconocimiento de personas pertenecientes a la comunidad LGBTTTIQ en toda la escuela, incluídos maestros, alumnos y otros componentes de la institución.
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La Perfección No Es Un Sueño
Novela JuvenilElisse, una chica con una vida completamente normal, piensa que la perfección es imposible, pero la realidad la descubrirá en cuanto muchos cambios enormes en su vida sucedan. Descubriendo así su verdadero "yo". La felicidad no lo es todo, la vida...