Capítulo 13: ¿Una enana sin emociones?

32 9 2
                                    

Abrí los ojos y estaba en mi cama, no sentía ningún dolor, no sentía el cuerpo pesado, mi vista estaba perfectamente bien.

Akihiko: Otra vez pasó, la verdad ya estaba tardando... Aún no logro determinar la causa de estos desmayos. Sólo sé que podrían o no estar relacionados con la albina rara esa y que no siguen ningún patrón en lo que a su recurrencia se refiere...

Me levanto de la cama y sigo sin notar ningún síntoma adverso en mi cuerpo.

Akihiko: Esto es muy extraño...

Bajo a darme una ducha para empezar bien el domingo. Me topo con una Kumi bastante tranquila y bien vestida, su apariencia transmite un aire de esposa hogareña. Al verme sus ojos se vuelven vidriosos y corre a abrazarme.

Kumi: Qué bueno que estés bien. -Decía casi llorando.

Akihiko: Ya, ya, estoy bien no te preocupes... Si tan solo fuera así todo el tiempo... -Acariciaba suavemente su cabeza consolándola.

Kumi: Sabía que esto te pasa, pero igual no pude evitar preocuparme tanto.

Akihiko: Es grato saber que te preocupo... Bueno esta vez esa sonrisa no la fingí. ¿Qué pasó con Katsumi?

Kumi: Pues estaba tan o más preocupada que yo. Se quedó hasta bastante tarde, pero al ver que seguías dormido para cuando pasaba la media noche entonces se fue, pero dijo que hoy volvería.

Akihiko: Ya veo, qué considerada... Ojalá viniera vestida como ayer...

Kumi: Yo también me preocupé. -Decía mientras me pellizcaba.

Akihiko: Entiendo, entiendo. -Acaricié su cabeza una vez más y se calmó.

Desayunamos, como era de esperarse no pude saborear la comida que tenía frente a mí, pero aún así me había acostumbrado a comer así. Llegó la tarde y me preguntaba dónde estaría Katsumi.

Akihiko: Debe estar cansada por lo de ayer, puede que en realidad no venga. Bueno si es así aprovecharé para descansar de el interminable trajín que es estar con ese grupo de chifladas... Pero ahora sé qué es lo que piensa en realidad Katsumi de mí, su razón para quererme me parece algo inverosímil pero algo tierna, lo aceptaré por ahora.

Suena el timbre y Kumi está ocupada con la ropa y me toca a mí abrir.

Kumi: ¡Por favor, abre la puerta!

Akihiko: Claro. Espero que sea sólo Katsumi, quisiera hablar a solas con ella para conocerla mejor y claro tomar un descanso de un grupo tan demandante como lo son esas lo...

Abrí la puerta y naturalmente bastó con que pensara en ello para invocar el caos en la puerta de mi casa. Todas y cada una de ellas estaba esperando.

Akihiko: Claro, no podía ser de otra forma. Ho-hola, pasen...

Una vez dentro el bullicio se hizo presente.

Nozomi: Vinimos a ver cómo te encontrabas, parece que estás bien. Qué alivio. -Me decía con su cándida sonrisa.

Akihiko: Eso parece, muchas gracias por venir.

Akira se acercó a mí y mirándome un poco tímida expresó su alivio. Así todas dijeron que estaban aliviadas de saber que estaba bien.

Akihiko: Muchas gracias a todas por la preocupación. Pero, ¿Cómo sabían lo que pasó?

Al unísono me respondieron que la que les había contado era Kumi. Todas excepto Umi parecían disfrutar de estar ahí, inclusive la cabeza hueca de Haru parecía pasársela bien. La vi yéndose hacia el pequeño jardín donde tuve mi encuentro con la misteriosa albina. Se sentó sola y parecía estar así más a gusto que dentro. Me senté a su lado manteniendo mi distancia.

Akihiko: Parece que no te agradara estar con el resto, ¿Te caemos mal o algo por el estilo?

Umi: La verdad me abruman un poco las multitudes en espacios cerrados como ese.

Akihiko: Te comprendo, siempre he pensado que una dosis de tranquilidad es muy necesaria.

Umi: Pero yo te veía muy divertido con todas. -Decía sin siquiera voltearme a ver.

Akihiko: Pues no es que sea un ermitaño. Después de todo es agradable estar rodeado de hermosas doncellas como tú y las demás.

Umi: Así que eres un pervertido.

Akihiko: Me descubrió... No diría que soy un pervertido, simplemente soy un admirador de la belleza femenina.

Umi: A mí me parece que tratas de disfrazar el hecho de que eres un pervertido.

Akihiko: Oh demonios, esta enana es un hueso duro de roer. Si eso te parezco no hay nada que hacer.

Umi: No entiendo por qué Katsumi te quiere como su esposo.

Akihiko: Pues yo tampoco tengo idea. Pero ¿no crees que aún estamos jóvenes como para preocuparnos por eso?

Umi: Eso creo...

Akihiko: Sabes... siento un poco de soledad en tu voz y tu mirada. Sólo espero acertar con algo tan fácil.

Umi: ¿Por qué lo dices? -Decía mientras me miraba por fin.

Akihiko: Vaya, no pensé que eso iba a funcionar. Pues apartas tu mirada de la de los demás siempre y tu voz nunca se eleva, siempre se mantiene en un tono como si no expresara emociones.

Umi: No sabes nada de mí...

Akihiko: Oh, eso lo tengo claro. Pero eso es sólo lo que me parece. Además, me parece una pena...

Umi: ¿Una pena?

Akihiko: Sí... Es una pena que una chica se pierda así su juventud. Deberías disfrutar y dejarte sentir más.

Umi: Ya veo...

Akihiko: Entonces, ¿qué tal si volvemos y nos divertimos un poco?

Umi: No veo por qué no.

Akihiko: Vamos entonces. Wow eso estuvo muy difícil, pensé que la embarraría por completo.

Así regresamos a la sala de estar con los demás y pude ver que se llevaban bastante mejor entre todas. Claro que Umi seguía con sus reservas, pero por lo menos no parecía estar incómoda. Por su parte Akira ya era capaz de hablar con los demás con un poco más de normalidad, excepto por Haru, presumiblemente por lo escandalosa que era.

Akihiko: Esto es divertido, y por fin no está pasando nada que se salga de mis planes.

Katsumi: Entonces... Akihiko, ¿Tendrías una cita conmigo?

Cómo ser un buen protagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora