De camino al instituto no hay rastro de Dylan. Eso debería aliviarme, pero una parte de mí lo extraña. Espera, ¿qué? ¿Por qué iba yo a extrañar a semejante idiota? No tiene sentido.
—Paz —murmura Lina.
—¿Qué?
—¿No lo notas? —pregunta y arrugo la nariz—. Dylan no está. Todo es paz y tranquilidad.
—Ah, sí.
El día en clase se me hace cuesta arriba. Me ponen fecha para tres exámenes y es entonces cuando soy consciente de que los entrenamientos me quitarán horas de estudio. Tengo que encontrar la manera de organizarme para no bajar mis calificaciones.
Mientras esperamos a la profesora de matemáticas apoyadas en la barandilla de la escalera, comentamos lo bueno que está nuestro entrenador. Julen estudia en otro instituto, pero ya lo conocíamos. Jugaba en el equipo de voleibol masculino y nosotras no nos perdíamos ningún partido. Bianca no está del todo conforme, sigue mosqueada porque Derek no nos entrena. Incluso suelta que está enamorada de él, ¿cómo puede decir eso si no lo conoce?
Tengo la sensación de que alguien me observa y, segundos después, me encuentro con los ojos de Dylan. No entiendo por qué, pero me he puesto nerviosa.
—¿Qué miras? —le pregunto.
—Nada, ¿qué miras tú?
—Nada.
—Vale. —Sonríe.
Su sonrisa provoca la mía.
No entiendo por qué me parece tan tierno y capullo al mismo tiempo. Solo espero que no cumpla la amenaza que me hizo anoche y me deje volver a casa.
—Qué pesado el niño, ¿no? —cuestiona Ana consiguiendo así interrumpir mis pensamientos.
—Una se acostumbra. —Encojo los hombros.
—¿En serio? —pregunta incrédula.
—Bueno, supongo...
—La profe —advierte Bianca poniendo fin a la conversación.
Al salir de clase me encuentro con una chica del equipo, esta sonríe al verme y se acerca para saludar.
—Hola, Amy. —Nos damos dos besos—. Por cierto, tenemos un grupo del equipo y ayer se nos olvidó pedir vuestros números.
—Yo tengo el número de Eva, ¿se los paso a ella? —sugiero.
Eva fue una de mis mejores amigas, sin embargo, cuando entró en el equipo perdimos el contacto. Si nos vemos, nos sonreímos y poco más.
—De acuerdo, hasta mañana.
—Hasta mañana —repito.
Llego al lugar en el que quedo con mi hermana y veo a Dylan a su lado. Lina lo señala y pone cara de asco, lo que me hace reír.
Cuando llego hasta ellos, Dylan me pregunta:
—¿Preparada?
—¡Qué pesado! —exclamo a la vez que imito la cara de asco de mi hermana hace unos segundos.
—Al menos no me creo el centro del mundo.
—¿Qué hablas? —pregunto confusa.
—Creías que te estaba mirando en las escaleras.
—Me estabas mirando.
—Dylan, eres muy pesado —añade Lina y le da un pequeño golpe en la espalda.
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Mi pequeña obsesión. (LV2) [COMPLETA EN AMAZON]
Short StoryAmy no suele tener las ideas claras, es indecisa e insegura, pero hay algo que siempre ha tenido muy claro, y es que quiere jugar al voleibol. Este año después de varios intentos fallidos ha conseguido entrar en el equipo de voleibol femenino de su...