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Sus lágrimas caían por sus mejillas, estás tenían un leve color rojo, sus ojos de cerraron en un intento de retener esas lágrimas.

¿Porqué luzu le hizo eso?, Se preguntaba el castaño, ¿Acaso no fue suficiente para el ojirojo?, ¿No es apuesto?, Algo tenía que ser pero ¿Que era?.

Se levantó de su cómoda cama y soltó un pequeño quejido, sus ojos ardían.

Un golpe en la puerta lo hizo caminar a la puerta, bajo las escaleras y, sin preocuparle su apariencia (vestia:una polera bastante grande color blanca, solo llevaba los boxer debajo, su cabello era un desastre e iba sin zapatos o pantuflas, además de sus ya menciodas mejillas rojas al igual que sus ojos).

Abrió la puerta y vio a un pelinegro con notable preocupación en sus ojos violetas.

-¡Auron, por dios, mírate estás echo un desastre!, ¿Porqué no as salido a las misiones?, No as salido al pueblo desde...-

El castaño le envío una mirada triste al ojimorado, y este se callo.

-No se te a visto en el pueblo, ya sabes, la comida, ¡¿Te as alimentado bien?!-

El más bajo lo miro y al momento bajo la cabeza.

-Y...Yo...-

-¿Puedo pasar?-

El bajito iba a negar pero le pareció descortes, haci que acepto, lo primero que hizo el más alto fue ir a su cocina y revisar su refrigerador, había mucha comida pero no sé veía que la hubiera sacado.

-Voy a cocinar, no puedes seguir sin comer, mientras ve a darte un baño y si quieres vestirte bien, también por favor-

Entonces auron se vio y sus mejillas se pusieron más rojas, se fue a duchar y Vegetta comenzó a cocinar.

Auron salio del baño y fue directo a su habitación, busco su ropa que consistía en:una polera manga larga color rojo pastel, un pantalón negro y tenis.

Ya vestido de peino y fue a la cocina, se sentó y Vegetta le miro y sonrió.

-Te ves bien-

Un pequeño sonrrojo adorno las mejillas de Vegetta y los ojos de Auron brillaron, la comida era deliciosa.

-¿Te gusta?-

-Si, está deliciosa-

-Gracias-

Auron terminó de comer y empezó a lavar el plato.

Terminó comenso a caminar a la sala.

-Vegetta, sígueme-

El pelinegro lo siguió y al llegar el castaño le dijo que se sentará.

Hizo lo pedido y miro al más bajo buscando respuestas al porque llevarle asta ahí.

-¿Porqué viniste?, ¿Te preocupas por mi? ¿Te importo?-

El ojimorado se sorprendió.

-¿Estás bien?, Claro que me importas-

Los ojos del Omega se aguadaron y sonrió.

-Gracias, me alegraste el día-

-Por nada-

Sonrió y miro a los ojos al pequeño.

-Se ara de noche, será mejor que te retires, los mobs podrían herirte-

El alfa asintió y empezó a caminar a la salida, Auron abrió la puerta y el pelinegro salió.

-Adios, nos vemos luego-

El Omega asintió y entro, se fue a su habitación y un pensamiento inundo su mente.

“¿Y si me mintió?"

Continuara

Sanando heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora