Parte Única

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Ni los personajes ni Avatar The Last Airbender  me pertenecen, todos los créditos a sus respectivos creadores, lo único mío es la ''historia''.


Ahh... mnh... ugh – Intentaba hacer el menor ruido posible, no podía ser descubierto en su pequeña travesura, miró fijamente el rostro durmiente de quién permanecía recostado en la cama frente suyo. ¿Qué haría si despertaba? ¿Si lo veía en esa situación tan indecorosa?

Tapó su boca con su mano libre mientras la otra subía y bajaba lentamente, enrollada en su miembro, sabía que lo que hacía estaba mal, nadie con una mente sana haría lo que él en esos momentos, pero no podía detenerse ahora.

Mngh... - Apretó con un poco más de fuerza acelerando sus movimientos, sintiendo más placer, apartó la mano que mantenía en su boca estirándola hasta alcanzar el rostro tranquilo, impasible, totalmente ignorante de lo que pasaba en su habitación esa noche. Si Zuko supiera lo que hacía en ese momento seguramente lo expulsaría de su palacio y su amistad acabaría ahí, estaba arriesgando demasiado pero no se había podido controlar.

Sentir esa atracción hacía el nuevo Señor Del Fuego no era algo precisamente desconocido para Aang, pero sus deseos habían ido subiendo de tono últimamente, hacía unos días que había adoptado una nueva y extraña rutina. Por las noches, cuando se aseguraba que ya nadie debería estar despierto a esas horas, incluyendo a su amigo, salía de su habitación con el sigilo de un gato, se escabullía por los pasillos rápidamente hasta llegar a la habitación de Zuko, y solo se quedaba ahí, viéndolo dormir, admirando su belleza y deseándolo en silencio.

Eso se había vuelto lo normal para él, pero esa noche había tenido un sueño bastante explícito, protagonizado por su Maestro Fuego, despertó agitado y ansioso, repasó en su mente todo lo que había sucedido en su sueño y con el deseo nublando sus pensamientos decidió que era buena idea hacer su visita nocturna.

Al entrar en la habitación ajena lo vio durmiendo tan tranquilamente como siempre, pero mientras se acercaba para tener una mejor vista escuchó su nombre salir de sus labios ¿A caso había despertado? ¿Cómo explicaría qué hacía ahí? Para su suerte aquello no había sido más que un susurro en sueños. La idea de que Zuko estuviera soñando con él hizo que su pecho se llenara de una calidez que se manifestó de un sutil rosa en sus mejillas.

Zuko... - Su nombre se había escapado de sus labios como un susurro de su corazón. Caminó hasta quedar frente a él, inclinándose junto a la cama, justo donde podía ver directo a su rostro.

Sin poder evitarlo su mente se llenó de las escenas tan sucias que su subconsciente había formulado como un sueño, enrojeciendo al instante. Fue así como terminó en esa situación, tocándose frente a su amigo que dormía tranquilo, sintiéndose una basura, pero sin poder controlar las sensaciones que invadían su cuerpo con cada movimiento de su mano.

Uff... ngh... per...perdóna...me... Zuko – Cerró sus ojos sujetándose de la cama con fuerza, mordió su labio tratando de evitar que sus sonidos de éxtasis salieran fuertes y lo dejaran al descubierto. Tras tranquilizar su respiración y con el cuerpo aún temblando, vestigios de su reciente orgasmo, se puso de pie y salió de ahí tan rápido como sus piernas temblorosas le permitieron, no tenía idea de cómo podría ver a Zuko a la cara a la mañana siguiente.

Cuando escuchó que la puerta de su habitación era cerrada abrió los ojos tanto como pudo, con el rostro tan rojo y caliente que ardía, apretó las mantas bajo sus manos ¿Qué mierda había pasado? No sabía cómo haría para ver a Aang a la cara por la mañana, cómo podría fingir que no lo había escuchado masturbarse justo frente a su cama, pero por ahora solo podía concentrarse en aliviar ese problema que el monje le había provocado.

Visitas NocturnasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora