hendery ⸙ terrace ❜

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La última noticia recibida por mamá fue que la dueña de aquél apartamento había fallecido.

Recuerdo cómo me dijo que la señora Wong había viajado muy lejos y que no volvería, evitando decirme que ella estaba muerta y creyendo que yo era muy inocente para entender la situación.

Una señora robusta y de poca amabilidad se había presentado con el paso de los días, diciendo ser la nueva inquilina de aquél abandonado lugar.

Así fue como mamá me contó acerca de un niño, bastante silencioso y temeroso, quien era hijo de la difunta señora Wong.

Por ende aquella mujer, nueva entre las caras amargadas que usualmente solía ver, no era nada más ni nada menos que la tía y nueva tutora de aquél niño que mamá había nombrado y que por una extraña razón, jamás ví.

Luego de esa charla que había tenido con mamá, un nuevo sentimiento había florecido en mi pequeña y curiosa cabeza y era el de la duda. ¿Por qué nunca me había enterado sobre la existencia de aquél niño? Tantos años jugando sola porque creía ser la única niña en aquél mar de vejestorios.

Mi cabeza pensaba una y otra vez.
Para mí, él era como un fantasma, y sí que me aterraban los fantasmas. Tal vez era raro, o tenía algún problema de salud que pudiese contagiarme; quién sabe por qué nunca salía de su hogar.

Los años pasaron poco a poco, y para ser más exacta, fueron seis de pura monotonía. Seis años donde aquél sentimiento de duda no me abandonaba pero disminuía poco a poco.
A pesar de todo, nunca tuvo una resolución concreta mi gran incertidumbre, porque luego de toda aquella cantidad de tiempo, nunca había logrado verlo.

Quizás, si no hubiese subido esa noche de media luna, fría y grisácea a la terraza, mi vida no hubiese tomado aquél extraño giro que tomó.