Esa noche

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Me desperte agoviada, como si el pecho me pesará. Recorde que mis padres no se encontraban, estaba sola en mi casa, lo que me causó mas temor. Sentía como si alguien estuviera esperando el momento, el segundo indicado para acabar conmigo. Esto estaba torturandome, no podia evitar temblar.

Salí de mi cama, tome mi bata y camine hasta la puerta de mi habitación con cautela, incluso sin respirar, el miedo feroz que sentia en cada parte de mi cuerpo era inexplicable y behemente. Sali al pasillo para llegar hasta la habitación de mis padres, tenia la remota idea de que allí nada me sucederia, no lo sabía con certeza, sabia que en cualquier momento ellos acabarían con mi vida, pero lo que me martirizaba era con la crueldad en que lo harán. Senti cada circuito, cada célula, cada vena de mi cuerpo hirviendo por el temor que en ese momento se apoderaba de mi. Abrí la puerta de la habitacion de mis padres y no pude creer lo que mis ojos estaban observando. Era como si una batalla campal hubiera pasado por allí, todos los muebles destrozados,  su ropa en el suelo, las blancas sabanas rotas y removidas de su lugar habitual.  No me importó, solo quería recostarme y dormir hasta que mis ojos suplicaran por ver la luz. Me acosté cuidadosamente, mirando para un costado, observando el retrato familiar que mamá tenia en su mesa de luz. Mirarlo me daba paz, y, un sentimiento raro, que me hacía sentir como protegida.  Algo parecido a la esperanza. Mis ojos comenzaron a llorar sin darme cuenta de ello. Lo sentí. El final. Mi final. Estaba cada vez mas cerca. Cambie la posición fetal con la que yacía en la cama y posicione mi cuerpo boca arriba, tenia los ojos cerrados. Los abrí. La luz blanca-azulada que irradiaba la luna llena de esa sofocante noche, me permitio distinguir lo que habia en el techo. Y entonces quise gritar, llorar. Una catarata de los peores sentimientos dolorosos que alguien puede sufrir se apodero de todo lo yo era. La escena más cruel, y tormentosa que alguien pudo haber presenciado.  Todo el techo de la habitación salpicado con sangre. Sangre de mis padres. Sus cuerpos yacían allí,  atados al techo. Con sus cuerpos acribillados, con la carne desgarrada de los mismos y las gargantas ferozmente abiertas,  dejando ver carne. Entonces una gota de su sangre callo en mi frente. Casi sin darme cuenta mis pulmones tomaron aire para gritar, y justo en ese sengundo, el instante en el que toda mi furia,  dolor,  amargura, todo lo que mi corazón sentía en ese momento iba a verse reflejado en el grito, justo ahi, alguien tapo mi cara con una almohada. No podia respirar. Alguien estaba sobre mi. Yo rasguñaba con desesperación el cuerpo de la persona. Mi corazón latía entrecortadamente, mis pulmones desesperados por obtener aire, y, yo solo me movia frenéticamente con fin de sacarme de encima la persona que yacía sobre mi, intentando acabar con mi existencia. Ahi supe que era mi fin. En un rincón muy pequeño de mi corazón había algo de esperanza. ¡Pero ya era demasiado tarde! Algo filoso me atravesó, algo caliente. Ardia. Nunca senti tanto dolor. Un liquido recorrió todo mi cuerpo, un líquido espeso. Era mi propia sangre.

Y morí.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2014 ⏰

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