Comienzo

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Un millón de segundos puede causar una paradoja, entre cada uno de esos segundos existe algo pequeño, mas pequeño que un átomo, muy frágil pero casi irrompible, un recuerdo, puede parecer no tener sentido pero tiene mucha mas verdad que los chismes que dicen sobre alguien o algo, un pensamiento o un recuerdo, ambas cosas pueden causar los mas grandes lazos de toda una vida, algo que te mantiene ahí, constante, que te da fuerzas para seguir viviendo, algo poderoso y a la vez sofocante, que en cualquier segundo desearías no haberlo tenido para empezar. En cambio yo, yo no tengo nada de eso, mi vida es la desgracia mas grande de todas, no tengo recuerdos que me abstengan a esta vida, no tengo ningún pensamiento que lo haga de la misma forma, no tengo nada ni a nadie, no tengo familia, soy huérfano, no tengo apellido, no tengo hogar, el único orfanato en la ciudad me tiro a la calle la primera noche, igual, yo mismo me hubiera marchado, que te golpeen y que te insulten constantemente durante tres horas es muy incomodo, te hace salir de tus cabales y realizarte en un ser malévolo y violento al que no le interesa la luz de la existencia... Bueno, me he salido del tema, el punto es que la vida o al menos mi vida es una porquería.

Lo único que hago desde esa noche del orfanato es caminar sin rumbo hacia adelante hasta encontrar una orilla, algunos días robo de las tiendas, a la sombra de los individuos que se presentan, una o dos frutas que sobresalen. Volviendo a lo de la orilla, cuando llego a una me tiro al agua esperando hundirme hacia las profundidades y ahogarme en un ultimo sufrimiento y muchas de las veces eso casi sucede, pero me odio a mi mismo por saber nadar.

Luego me regreso y camino en dirección contraria un poco desviada hacia el este, me inclinaría a expresar mis más profundos sentimientos hacia el dios de la religión cristiana, sin él no conocería el odio, sin él mi sufrimiento no hubiese existido, sin él no seguiría vivo, esa es la razón por la cual lo estimo y lo detesto.

Quiero morir, por qué no puedo, ¿por qué?

Treinta días después...

En ese entonces, mi vida era una mierda en todo el sentido de la palabra, una mierda putrefacta de lo más hórrido y mórbido que, olorosa y visualmente, puedas llegar a conocer en toda tu vida natural.

(...)

Ahora muchas cosas han cambiado, esos lazos que yo aborrecía se han vuelto parte de mi vida, esos pensamientos han llegado a mi, conocí a un sujeto, este individuo me hizo ver lo fantástico de la vida, me dio una familia o al menos algo parecido, me dio un ideal también.

Reúno personas, familias separadas por años, que hayan sido secuestradas, es como una especie de trabajo, personas desaparecidas e incluso muertas, casi siempre lo hago, unas veces es casi imposible lograrlo por las condiciones climáticas o terrenales, pocas veces políticas.

Lo único malo, mis padres también desaparecieron y no supe mas de ellos, cada vez que trato de buscarlos, no logro encontrar nada en mi memoria que me ayude a recordar o a concluir en un indicio para iniciar su búsqueda.

Ah, se me olvidaba, también me puso un nombre, Kito.

Lo ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora