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Hoy voy a presentarme por primera vez con el mundo exterior, con la ciudad, con la gente. Estoy hecho un lío de nervios pero hoy arriesgo todo lo que soy. Hace un mes para ser exactos, me registré en la Universidad, obtuve una beca completa, ¿cómo diablos un chico que jamás estudió en una escuela obtiene una beca? pues hay que agradecer que nunca conocí a nadie y que la mayor parte del tiempo lo viví estudiando gracias a mi tía, todo es gracias a ella, debo decir que el tiempo pasó volando y hoy comienzan mis clases.

Como la ciudad estaba a 500 kilómetros exactos de mi hogar, Sophie insistió en que utilizara parte del dinero que ahorramos para los estudios en alquilar un apartamento, la verdad no quería pero al ser 500 km y 5 horas de viaje cada día, es bastante, así que con algo de miedo ante la idea de soledad, acepté. Ella se encargó de todo, llamó a algunos de sus amigos de la ciudad y bingo, ya tenía un buen lugar donde llegar.

Cuando estaba terminando de verificar que todo lo necesario estuviese en mi maleta, me giré para observar nuevamente mi escritorio cuando noté a Sophie viéndome desde la puerta, sus ojos aguados me lo dijeron todo, no quería despedirse.

—Hey... —dije algo bajo mientras me acercaba a ella para darle un abrazo — ¿Sabes que vendré cada fin de semana verdad?¿Cómo podría dejar a la mujer de mi vida? Va, que si quieres entras a la maleta, no me opongo ante la idea de que vengas conmigo —  dije mientras la miraba levantando ambas cejas en forma de acuerdo.

Rió de inmediato negando con lentitud — ¿Andas de payaso esta mañana?— me abrazó con fuerza, tomó mi rostro entre sus manos y sonrió —Ve y hazme sentir orgullosa, serás el mejor artista que el mundo tendrá— dijo dando un pequeño beso en mi nariz a lo que reí viéndola con ternura.

Era lindo cuando ella lo decía pero realmente si me lo preguntan, esperaba que ella no me dejara ir, tenía miedo de ir solo pero no quise decirle, ella se veía tan feliz de que yo fuera a la universidad que no pude decirle la verdad, definitivamente haría todo por ver su sonrisa.


....


Al terminar de despedirme de mi tía comencé mi viaje, caminar por el bosque me relajaba bastante y hoy más que nada, necesitaba estar relajado, la lluvia ayudaba, era una de mis cosas favoritas a decir verdad, a pesar de que luego venía el resfriado. 

Luego de casi 2 horas caminando, empapado por la lluvia, llegue a la estación de trenes, debo decir que jamás había subido a uno, suelo ser más de movilizarme por mi mismo. Compré un boleto con dificultad para ser sincero, me trabé muchas veces al hablar con la señorita encargada pero ella nunca dejo de sonreír y explicarme con paciencia, parecía dulce pero mis padres también lo parecían a plena vista y nunca lo fueron.

Al subir al tren pude notar que los vagones eran mejor de lo que imagine, inclusive tenían puerta, de este modo podía ir solo si quisiera. Sin pensarlo dos veces ingresé a uno y cerré la puerta tras de mi, para mi mala suerte no tenía seguro pero rogué cada minuto que nadie ingresara por esa puerta, me quite la mochila, solté la maleta y acomodé ambas cosas en el piso, me quite la ropa que traía y la deje sobre la pequeña mesita que allí se encontraba, tomé unos boxers de mi maleta, una sudadera algo grande para mi tamaño y me dispuse a esperar a que mi ropa se secara un poco.

La verdad traía un montón de libros para leer de camino a la universidad, pero estaba algo agotado, tengo algunas dificultades para dormir, por lo cual duermo apenas dos o tres horas por día, casi siempre despertándome con pesadillas y luego perder el sueño, así que cerré las pequeñas cortinas color rojo carmesí, para así tener más privacidad de la gente que caminase por el pasillo de los vagones. Me recosté en el gran asiento acolchado del vagón e intenté mantener mi mirada en la puerta, me aterraba que alguien entrará, que sucediera algo malo y mi voz se negara a salir para pedir ayuda, los minutos pasaron y mis ojos comenzaron a cerrarse, sin notarlo en menos de 5 minutos ya estaba dormido.


— Hey — escuché a lo lejos seguido de una suave risa.

Me dispuse a ignorar esto, pero entonces sentí un apretón sobre mi hombro, abrí los ojos con lentitud, lo primero que vi fue azul, el azul más profundo que he visto en mi vida, rodeado de unas pestañas largas y oscuras. 


Así comenzó, esos ojos de profundo azul, fueron mi perdición.

NOTA SUICIDA: ME ENAMORÉ [GAY] // En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora