Empieza a penetrarme lento y me quejo, no estoy acostumbrada a esto y duele. Se mueve despacio y los quejidos de dolor pasan a ser de molestia por la lentitud de sus embestidas. Lo abrazo y en un susurro en su oído le digo "rápido". Con un brazo rodeó mi cintura y con la otra mano apoyada en la pared empezó a aumentar la velocidad. Entre los sonidos ya mencionados, sumado al sonido de nuestros cuerpos chocando entre sí, y sentir en mi pecho las vibraciones de su pecho por sus jadeos, me estaba volviendo loca. Realmente loca. Mis manos viajando por su cabeza sin parar, agarrando y tirando su pelo. Lo miro y lo que mis ojos perciben es como debe lucir el mismo paraíso. Si ese es mi paraíso, quiero morir ya y repetir este momento por lo que dure la eternidad. Si boca estaba entreabierta, sus ojos cerrados y de repente veo una traviesa gota de sudor corriendo desde su frente y perdiéndose en su ceja. No pude mas, necesitaba hacerlo tan mío como fuera posible. Agarrando su nuca con fuerza, lo atraje hacia mi y capture sus labios con los míos. Se sorprendió pero no me detuvo, profundizó el beso y me fui tragando todos y cada uno de sus gemidos. Ya no podía contenerme más. "No puedo más" le dije entre besos y jadeos. Con una voz ronca que me hizo erizar la piel y estremecerme por dentro, "correte" me dijo. Eso fue todo lo que necesitaba y fui llegando al máximo placer, llegué al mejor orgasmo que tuve en mi vida y parecía a propósito pero esos últimos diez segundos me penetró lo más fuerte que pudo, como si no hubiese un mañana. Una última embestida y apoya su cabeza en mi pecho cuasi gritando, respirando muy agitado, tratando de recomponerse y recuperar la cordura.
Luego de varios segundos, ya con nuestras respiraciones más pausadas, nuestros pechos más relajados y nuestros corazones un poco menos desbocados, levanta su cabeza y me mira, lo miro y nos quedamos así, sólo mirándonos. "Gracias" le dije con una tenue sonrisa y una lágrima rodó por mi mejilla.Fin.