El Guión I

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Todos los expertos hubiesen recomendado ceñirse al esquema clásico de las historias de alguna forma, esto es, empezar con una introducción para pasar a desarrollar la trama antes de desembarcar en el desenlace. Aplicado al género que tratamos en esta película, y si hiciésemos caso esa guía para nuestro guión la escena se habría convertido en algo así como Introducción: Desnudo en primer plano y besitos, Trama principal: chupadas con penetración, y Desenlace: orgasmo con corrida final

Pero eso no es lo que yo buscaba. Quería que el punto de mayor intensidad de la historia se alcanzase ya desde el principio. Quería asegurarme que los portagonistas alcanzasen un estado de excitación mayúsculo desde los primeros momentos de la escena. Entonces recordé como una vez me describieron un beso, y lo hicieron con tanto intensidad que mis piernas se pusieron a temblar desde poco después de empezar

Los besos pueden ser armas maravillosas y pueden usarse para transportarnos a nubes de algodón que flotan en cielos de piel de seda. Los labios aplicados con la presión justa y con el roce justo intencionado pueden teletransportar la voluntad del amante al planeta del olvido. He decidido que usaré eso como comienzo de la escena

Recordé como ese beso había empezado. Como esos labios de terciopelo rojo se habían rozado contra los míos y cómo  esos labios traviesos dejaron al descubierto las perlas blancas de tus dientes que se divertían tirando de mis labios para abrirlos y dejar paso a su lengua. Me embriagué de las sensaciones de saliva templada y deliciosa que resbalando por mis labios y callendo por mi mentón encontraba de nuevo su fuente para confundirse con un beso profundo en mi cuello. Lo repetí en mi mente una y otra vez y así lo describí con detalle. Al final de ese beso los amantes estarían tan borrachos de excitación que lo demás casi sería superfluo

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