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Era una noche extrañamente tranquila en el Hotel Transilvania, como era costumbre el jefe y dueño del lugar hacia sus rondas de vigilancia, paseando por las habitaciones, acompañado del orden y el silencio de la noche.

Por alguna razón se encontraba más serio de lo normal. Si bien Dracula amaba su hotel , por más singular que pareciese, ese día no estaba de humor para atender las necesidades de este.

Por cuestión de suerte, por no decir que fue a proposito no habia tanta aglomeracion de gente en los pasillos, por lo que con ojos tristes se aproximo a su habitación cansado de pensar por ese día.

Mavis, su ratita, no se encontraba con él. Ya habían pasado dos días desde que decidió salir a conocer el mundo con Jonathan.

Su "click" ,su "zing" , el "amor de su vida".

De solo pensarlo se le hacía un nudo en la garganta. Uno de frustración.

El cumpleaños de Mavis, como lamenta ese día, lo lamenta y lo ama en lo más profundo de su corazón.

Drácula se encontraba en el techo de su hotel, en pijama, en su pijama color magenta mirando el cielo. Recordando.

Recordaba.

El gran vampiro, Dracula se situaba hablando con el personal de limpieza, las brujas, sobre el mantenimiento de una antigua habitación, al la sima de las escaleras de lo que era la entrada.

Ese día su ratita cumplía al fin la mayoría de edad, sus 118 años. Todo debía ser , ¡Per-fec-to!.

Observaba la gran muchedumbre de monstruos, felicitaban , hablaban y murmuraban. Todo iba en orden hasta que vio, algo que le caló hasta los huesos, entrando por la puerta.

Eso era ... ¡Un humano!

Rápidamente corrió a máxima velocidad sobrehumana atrapandolo en la puerta giratoria, causando un movimiento constante en esta.

Lo observo bien.

Sintiendo algo hermoso, placentero y divino.

Vio el destello púrpura en su mirada.

Inmediatamente palideció sintiendo cuervos revoletear en su estómago.

El sabia que era su minden, su lelék.

Suspiro derrotado. Los recuerdos eran pesados y sentía la emociones vividas en su mente a flor de piel. Suspiro.

—¡Oh!, Martha querida, ¿qué hice mal?— hablo mirando la luna.

Nuevamente recordó.

Se encontraba sentado con Mavis, después de la conmoción causada por el humano. Su chiquilla lloraba en posición fetal.

creí...sentirlo, creí sentir que el sentía lo mismo por mi dijo secándose sus lagrimas.

Mientras el aun observaba el cuaderno que:su difunta esposa le regaló a su hija.

pero, creo que solo fui yo...

Mavis... no sabes cuánto le dolió verte así.

Una vez más miro el cielo, viendo como empezaba a cambiar a tonos naranjas y rosas. Era hora de dormir.

—lo hago porque te quiero, mi amor— y así entró al hotel.

Lo bello, lo triste [Dracnathan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora