la chica del apartamento 512 ♡ sooshu

Cerdo Asqueroso

—¿Entonces acabas de llegar a estos departamentos de mala muerte y encontraste al amor de tu vida?

—Básicamente, sí —respondo con el celular pegado a mi oreja, mientras Yuqi está al otro lado de la línea.

—Ni siquiera sabes su nombre. Es más, no sabes si vive ahí. Puede que fuera a visitar a alguien.

Me quedo en silencio. No lo había pensado, mi humor bajó considerablemente.

—Me acabas de arruinar la noche, muérete.

—Sólo estoy siento realista. Si llegas siquiera a saber su nombre empezaré a pensar que al menos pueden ser amigas.

—Me suena a un reto. Vas a quedar como la amiga solterona para el final del mes.

Cuelgo la llamada y suspiro, girando mi cuerpo a un lado mientras me entretengo un rato con el celular antes de ir a dormir.

Soy una persona realista, tirando más al positivismo y aunque las posibilidades de llegar a interactuar con semejante diosa griega sean bajas, estoy segura de que si llegamos a hablar puedo relacionarme más con ella. Las personas me consideran demasiado sociable e extrovertida para mi gusto pero con el tiempo comprendí que era una buena cualidad.

Me despierto temprano y desconecto mi celular, observo primero la hora y de acuerdo, tal vez no fue tan temprano pues son las once de la mañana. Mi vista se dirige el porcentaje de batería y... ¿batería baja? Oh Dios, no de nuevo.

Lo vuelvo a conectar, asegurándome de que esta vez sí cargue y me levanto. Hoy es domingo, mañana tendré que volver al infierno hecho lugar, o sea, la universidad. No tendré tiempo para respirar así que me baño y arreglo para hacer las compras, y también buscar un nuevo cargador para mi celular.

No creo tardarme, la tienda está a una cuadra de distancia, así que sólo tomo mis llaves y cierro con cerrojo la puerta.

No voy demasiado arreglada, sólo unos pantalones rasgados y mi, muy característica, camiseta verde. Yuqi dice que si me vuelve a ver con esa camisa me la va a quemar, mientras Jungkook dice que todos saben que soy pobre, pero no hay necesidad de gritarlo con la repetición de ropa.

Aún así, parece que a los hombres de este edificio no les importa, porque escucho ese vulgar chiflido que tanto molesta mis oídos.

—¡Oye chica! —ruedo mis ojos irritada, siguiendo mi camino al elevador—. ¡Te estoy esperando! ¿Cuándo llegas a mi apartamento?

Llamo al ascensor y me doy la vuelta, buscando con la mirada al hombre que seguro pasa de los treinta años.

—¡Lo que deberías de hacer es ir a bañarte! ¡Cerdo asqueroso!

Escucho su risa burlona y eso hace que me enoje más, pero el elevador ya está abierto y veo a la imagen de mis sueños.

Sus ojos están muy abiertos, su cabello castaño recogido en una coleta y está en ropas holgadas.

¿Cómo puede verse tan bien sin siquiera intentarlo?

—Espero sepas el contexto del insulto —le digo como una forma de iniciar la conversación, entrando también al ascensor.

—Escuché que te estaba esperando en su apartamento, pero tu respuesta fue muy épica —se ríe, y su risa es como campanas tocadas por ángeles. Es muy suave y armoniosa.

—Fue la adrenalina del momento, supongo. Pero me sorprende, ¿los hombres son así cuando ven a una chica nueva en el edificio?

—Oh, eres nueva —me dice con algo de sorpresa—. Con razón tu cara no se me hacía conocida, aunque no es como que yo salga demasiado y conozca a medio edificio.

—Bueno, yo no conozco a nadie, excepto a mi nuevo amigo, el cerdo asqueroso —hago comillas en el apodo y ella sonríe. Aw, ¿y sus ojitos?

—Siempre están esos tipos, en mi piso también personas así.

—¿Sí? Recuérdame no ir a tu piso jamás.

—No creo que vayas, después de todo tu vives en el cuatro, yo en el cinco.

¡Eureka!

El ascensor se abre y ella da un paso para salir.

—¡Adiós! —se despide con una bonita sonrisa. Yo también salgo del elevador.

Acabo de recordar que no tomé el dinero para la comida.

Con un bufido entro de nuevo a la maquina.

Aunque una sonrisa se dibuja en mi rostro, la hice reír, tiene una risa hermosa y sus ojos desaparecen cuando sonríe, y sobre todo, ahora sé que vive en el piso cinco.