Capítulo uno.

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El día que la conocí le pedí una cita.
Se negó.
La amaba, no sé porqué.
Una vez alguien me dijo que ella sólo necesitaba a alguien que la comprenda.
Desde ese día, siempre he querido ser ese alguien.
Ya no sé qué hacer para que ella note mí existencia.
El día que le pedí la segunda cita, volvió a rechazarme.
Estuve insistiendo hasta que por primera vez me habló.
Y no necesariamente me dijo que no.
-Siento que me estás acosando-. Me dijo con esa frialdad que la distingue.
-No lo estoy haciendo-. Le dije a secas.
-Todos estos últimos días me has buscado, me has mandado mensajes y siempre es la misma pregunta, ya sabes mi respuesta, siempre será la misma-. Me dijo, sacando el humo de aquel cigarrillo que había inhalado un segundo antes.
Se dio la vuelta y se disponía a irse.
La tomé por el brazo para ponerla frente a mí y hable.
-Vamos, ¿qué te cuestan salir conmigo por unos tragos?- Le pregunté.
-En realidad nada, pero no tengo tiempo-.
-Te pasaré a buscar a tu casa esta noche-. le dije quitándole el cigarrillo que tenía entre los dedos.
-Esta noche-. Repetí dejándola.
-A las 10:00 esta bien-. Dijo rindiéndose.
Una enorme sonrisa se dibujo en mi rostro.
Pero ella no lo noto.

-C. #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora