Dicen que hasta la persona más fuerte tiene un punto débil, lo tocan y se muere. El problema viene cuando disparan a un punto muerto, duele pero no mata, porque ya estás muerta. La vida que inundaba la mía, el amor que corría por mis venas y la paz que necesitaba, ya no está. Te has ido deprisa y sin hacer ruido, dejando un vacío en mi corazón y en mi barriga, éramos tres y ahora somos dos, éramos tanto y ya no somos nada. Si Raquel supiera la mitad de lo que hemos vivido, nuestras charlas mirando a la nada, mis chistes malos que tanto te gustaban, los juegos con Comisario, las patadas del pequeñín..., se daría cuenta de que no me hace falta entender la naturaleza de su amor, porque lo único que quiero entender es por qué has tenido que irte justo ahora. Una vez más me toca entrar al ring, sabiendo que fuiste la paz previa a la guerra y la erupción que sacudió a Pompeya.