T R E S

72 5 0
                                    

Y U U R I

T R E S

J A P Ó N

Me sentía un asco total, ¿un hijo? Voy a tener un hijo. Odio solo la idea de eso.

No odio al bebé que nace en mi interior, odio la manera que fue concebido. Odio no conocer al padre de mi hijo.

Me siento una vergüenza pero no podía seguir así ocultando la verdad.

Aproveche la cena familiar para contar mis penas.

Esperando que me apoyaran como siempre, no fue mi culpa. No lo fue.

-Papá, mamá estoy embarazado.

Apenas solté aquellas palabras y la taza de té de mi padre se cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos. Mi madre empezó a llorar con fuerza. En mi caso me arrodille enfrente de ellos.

-¿Qué? -Escuche la voz de Mari enojada.- ¡No que la especialista era para una amiga! Yuuri me mentiste.

Le mentí a todos para que no vieran que era un manchado y resultó peor de lo esperado.

-Lo siento.

Cuánto lo sentía, la vergüenza Katsuki.

-¿Quien es el desgraciado que te hizo el favor? -Soltó mi papá con tranquilidad.- Se hará cargo verdad.

Cuánto quisiera que así fuera padre mío, cuánto quisiera que la concepción de este pequeño ser haya sido por un momento de lujuria y no por un momento de dolor como el que pase.

-No quiero hablar de eso -Me puse a llorar.- No, no se hará cargo.

¿Como lo haría? Si no conocía. No supe quién fue mi violador. Nunca ví su rostro, pero no olvidaré su aroma fuerte a vodka agrio, ni su voz de mandó que me obligó a hacer todo lo que quiso por tres días y al final botarme en un parque desolado. De sólo recordar su voz, su aroma siento asco, odio hacía mi mismo.

-¿Abortaras? -Mire horrorizado a mi padre. No tenía cabeza para eso. No podría.- Es la única manera que te aceptaré en la casa ya que el padre no se hará cargo.

Me puse a temblar y a llorar. Me siento una total basura. Pero no podría, no quería. Mi pequeño amor no tenía la culpa de nada.

-Padre...-Quiso intervenir Mari, pero mi padre no la dejó.- No deberías...

Puso una mano con fuerza en la mesa y grito.

-No Mari, no aceptaré a un manchado en mi casa -Nego con la cabeza varias veces.- No olvidó aún lo que tú hiciste, ayudaste a este manchado a saber su pecado.

No dijo más pero con eso Mari bajo la cabeza y comenzó a llorar.

-Me iré. -No quise decir más pero era debido.- Me olvidaré de el apellido Katsuki no quiero ser la vergüenza. No sabrán de mi pero por favor no me hagan abortar. Creece en mi una vida y no soy capaz de matarlo. Aún no conozco a mi bebé y ya lo amo.

-A C T U A L-

-Si jefe. -Anoté en la ajenda el nuevo pedido. - Quería pedirle un favor, se que me ayuda mucho. Pero hoy es el cumpleaños de mi hijo y quisiera que usted asistiera, mi pequeño lo adora ya sus hijos también.

Cuando menos sentí un abrazo cayó en mi.

-Con gusto Yuuri, ese pequeño también es mi adoración -Toco sus cabello como recordando algo.- Espera, ¿Es hoy?

Mi jefe Christophe Giacometti era una persona super distraída pero muy buena persona.

-Si hoy, cumple cinco años. Solo seríamos usted, una amiga Mila una beta, mi bebé y yo. No tengo más conocidos que poder invitar, si gusta puede llevar a su esposo y a sus hijos.

-Demonios, hoy tengo que ir a recoger a unos amigos del aeropuerto vienen desde Rusia, son un amigos de años.

Me sentí mal por mi luz, quien solo quería a su padrino Chris. Ya será otra.

-Oh, no se preocupe. Le traeré pastel mañana. Y katsudon que haré. - Tome mi bolso.-Bueno, me tengo que ir. Todavía tengo cosas que arreglar. Hasta luego, buenas tardes.

Antes de salir mi jefe tomo mi brazo.

-Hasta luego Yuuri, me saludas al pequeño. - Bien sabia que el katsudon a todo el mundo llamaba.- Tal vez si puedo ir al final con mis invitados. Espero que no te moleste.

Me tomaba de improvisto eso.

-Si jefe, gracias, no existe problema que los lleve. Adiós.

Mi Hermosa Luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora