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Si nos gusta lo mismo
Ay niño
Ya es de noche vamos a brillar
Sal
Este amor sabe a sal
Tanto sodio me sabe a odio
Pero te quiero y eso es obvio




















Seo Soojin no era estúpida. Tampoco era una inconsciente. La gente a menudo pensaba que ella era una típica chica tonta y linda y raramente la tomaban en serio, pero a ella no le importaba: era incluso divertido.


Ella no se había perdido la forma en que Yeonjun miró a Soobin - como si fuera la cosa más deliciosa del mundo y él quería besarlo desde la cabeza hasta el dedo del pie - pero Soojin no podía realmente culpar a su novio. Era una reacción bastante normal a Choi Soobin, y ella no era diferente en ese sentido. Sería terriblemente hipócrita de su parte estar enojada por la atracción de Yeonjun hacia Soobin.


No, la atracción de Yeonjun hacia el chico no le molestaba tanto; le había dicho a Yeonjun la verdad sobre que ella encontraba muy excitante verlos. Pero la fuerza de esa atracción sí le molestaba. No le gustaba la forma en que se miraban uno al otro durante el sexo, y la forma en que actuaban durante el sexo. Cada vez que Soojin trató de participar cuando Yeonjun follaba a Soobin, ella fue rechazada. Ninguno de ellos fue grosero y ni siquiera estaba segura de que fuera intencional - simplemente parecían olvidarse de que ella estaba allí, demasiado centrados uno en el otro.


No era un problema cuando ellos la complacían, aunque a Soojin la perturbaba un poco la creciente cantidad de veces en que tenía que meterse a sí misma entre ellos para mantener la atención de Yeonjun sobre ella.


Era... preocupante. Muy preocupante.


Cuando ella había sugerido un trío después de enterarse de la atracción de Yeonjun por Soobin, ella no esperaba la fuerza que esa atracción tendría. Ella esperaba ser el punto focal del trío. Ella, no Soobin. En retrospectiva, debería haber evaluado mejor la situación antes de hacer cualquier sugerencia apresurada, pero había estado demasiado excitada por la perspectiva de volver a tener sexo con Soobin como para pensar realmente bien las cosas.


Ella debería haberlo sabido. Yeonjun odiaba engañar más que nada, por lo que el hecho de que hubiera besado a Soobin sin su conocimiento previo debería haber despertado señales de alarma en su cabeza.


Pero la comprensión retrospectiva era veinte-veinte, y lo que fue hecho fue hecho.

Soojin suspiró. Habían pasado dos semanas desde que Soobin se había convertido en un elemento habitual en su vida sexual, y la atracción de Yeonjun por él no parecía estar disminuyendo en lo más mínimo.


Después de su pedido, ellos no habían tenido sexo sin su presencia de nuevo, pero a veces Soojin se preguntaba si su presencia incluso importaba.


Yo podría también ni estar aquí, pensó, no sin amargura, mientras ella los miraba tener sexo, y una vez más, no podía dejar de sentirse como la tercera rueda.

Pero aun así, ella tenía que admitir, que era increíblemente caliente.


Soobin era una ruina, la boca hinchada y roja y húmeda, los ojos muy abiertos y las pupilas dilatadas, los pómulos enrojecidos. Su pelo, oscuro, con sudor, era un desastre. Ella podía entender por qué Yeonjun estaba mirándolo como lo hacía; y ella podía entender por qué lo estaba follando de la forma en que lo hacía, sus embestidas descontroladas y lo suficientemente potentes como para estrellarlos a ambos hacia adelante cayendo de un acantilado conducidos por la lujuria. En ocasiones Soojin tuvo el ridículo pensamiento de que si ella tuviera una polla, querría follarse a Soobin, también. No es que ella no quisiera follárselo ahora - por supuesto que lo hacía - pero había un cierto... atractivo en Soobin que estaba segura de los hombres lo apreciaban. Él era follable.


Al menos Yeonjun ciertamente parecía pensarlo así, su expresión casi salvaje mientras miraba a Soobin debajo de él. Eso la hizo ponerse dolorosamente húmeda - y preocupada y celosa. Él nunca la miró de esa manera cuando se la follaba a ella. Él estaba siempre en control de sí mismo
y de sus expresiones faciales. Siempre.
Pero no con Soobin.
El temor surgió dentro de ella, y Soojin se acercó más a los hombres.


Puso su mano en la amplia, fuerte espalda de Yeonjun y lo acarició, pero él ni siquiera pareció darse cuenta, sus ojos centrados únicamente en Soobin.


Ella quitó su mano y la apretó.


Es sólo sexo, se dijo a sí misma. Sólo sexo. Yeonjun la amaba; ella estaba segura de ello. Él podría estar atraído físicamente por Soobin, pero la amaba, a Soojin. Soobin era el que se iba cada noche; ella era la que se quedaba y compartía la cama de Yeonjun.

Yeonjun nunca la engañaría o la dejaría especialmente por un hombre. Era algo de lo que estaba absolutamente segura. Soojin no conocía toda la historia, pero ella sabía que el padre de Yeonjun era un mentiroso,
cabrón infiel que había roto el corazón de su madre al constantemente engañarla con hombres.


Yeonjun despreciaba a su padre y todo lo que él representaba.
Yeonjun era leal hasta el punto de ser un defecto.
Ella no tenía nada de qué preocuparse. Nada. En un par de semanas a lo sumo, Choi Soobin desaparecería de sus vidas, y Yeonjun sería sólo de ella otra vez.


A veces Soojin se preguntaba si debía poner fin a este acuerdo ella misma, pero tenía la sensación de que sería un error. Era mejor para Yeonjun llegar a aburrirse de Soobin, o viceversa. Soobin estaba obligado a aburrirse pronto de todos modos. Después de todo, todo el mundo sabía que Soobin era un jugador.
Ella no tenía nada de qué preocuparse.

















♡

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ossession | yeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora