Pastelito || MeanPlan

U N O

—Ositooo...—Llamó Plan en un tono dulce y empalagoso, uno que solía usar, pero que viniera tan de la nada ya era sospechoso—.

El pelinegro entró a la oficina del mayor, siendo recibido al instante por una gran sonrisa por parte del contrario, caminando con rapidez hasta sentarse en el regazo contrario y abrazar su cuello, dejando caricias allí con sus deditos regordetes y sintiendo como las manos de Mean le sujetaban la cintura.

—¿Qué sucede, mi pastelito?.—El más alto dejó de lado lo que hacía para prestar atención a su esposo, quedando encantado con la bonita sonrisa de su dulce niño cuando comenzó a acariciarle la cintura—.

—Yo quiero mimitos de mi P'.—Puchereó el menor de ambos.—Muchos muchitos muchos.

El pálido sonrió por las exigencias del más pequeño.

—¿Muchos muchitos muchos, mi amor?.—Respondió como si le estuviera hablando a un bebé, acariciando ahora las orillitas del short que el menor tenía y también sus gorditas y tiernas piernitas—.

—Sí... Mimitos y un pastelito de chocolate, por favor.—Pidió de forma educada mientras que a sus últimas palabras le agregó un revoloteo de pestañas como su mayor arma de convencimiento.—

—Muy bien... Entonces mi bebé tendrá el pastelito de chocolate más delicioso de todos...—Tomó de los muslos a su pequeño y terminó por levantarse de su silla con facilidad, dejando besitos en las regordetas y sonrojadas mejillas de su pequeño esposo, mientras que una dulce y delicada risa salía de los labios de su pareja, el mejor sonido a oídos de Mean—.

Y ya, 5 minutos después, el castaño se encontraba sobre la cama matrimonial, recostando su espalda en la cabecera de esta y con el menor entre sus piernas, recostado en su pecho mientras comía con tranquilidad su pastelito de chocolate y recibía las caricias y besitos de su hyung, tal y como el había pedido.

Tal vez si hacía un poco mal consintiendo así al más pequeño, pero era algo inevitable no hacerlo cuando su pequeño esposo era un pequeño pastelito adorable y perfecto.