✺ ; u n o

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JungKook comenzó a tocar la puerta como si su vida dependiese de ello. Estaba demasiado eufórico como para calmarse, pero realmente no le importaba. Su hermano vivía molestándolo las veinticuatro horas del día, y el tenía que soportarlo, porque después de vivir tanto tiempo juntos, había aprendido a tener paciencia.

—HoSeok —tocó tres veces, más su hermano no abrió—, HoSeok —volvió a tocar más insistente— HoSeok, HoSeok, HoSeok, HoSeok, Ho...

—¿Qué diablos quieres, Jeon JungKook? —El alfa abrió la puerta molesto. Estaba en su pequeña siesta, la cual estaba disfrutando mucho, más por el hecho de que estaba soñando con un omega.

JungKook rió al ver el estado en el que se encontraba su “pequeño hermano”. Normalmente, HoSeok era alguien alegre, carismático e hiperactivo. Pero si algo en común tenían los Jeon, era el hecho de que sus siestas eran sagradas. Estaba totalmente prohibido el que los despertarán, si lo hacías, entonces debías de enfrentar las consecuencias.

—No te rías, idiota —gruñó el de cabello rosa—. Has roto la primera regla del código de la familia. Jamás debes despertar a un Jeon.

—Lo siento, pero es algo muy importante —habló ahora de la forma más seria que pudo, haciendo que HoSeok se pusiera alerta, y dejara de fruncir el ceño, para darle paso a una cara de asustado.

—¿Papá se entero de que agarre sus videos caseros? —preguntó angustiado. Si su padre lo había descubierto, entonces sería su fin.

JungKook unió sus cejas en señal de confusión. —¿Agarraste los videos caseros de papá? —preguntó después de unos segundos, abriendo sus ojos lo más que pudo, y formando con su boca una pequeña “O”.

HoSeok al instante sintió como el calor subía a sus mejillas y la vergüenza se abría paso también. Había metido la pata de la peor forma posible.

El peli-rosa, como todo alfa con las hormosas disparadas a su edad, no aguanto la curiosidad por ver esos cassettes que su padre escondía tanto de ellos. Al principio, JungKook los había descubierto, dándose cuenta al instante de lo que contenían, y HoSeok había escuchado todo. Su padre habló seriamente con ellos, y les prohibió estrictamente tocar sus preciados objetos, pero HoSeok, como todo buen curioso que era, no se aguanto y los agarro. Pero no se arrepentía.

—No... yo... No le digas, por favor.

El menor puso sus manos a modo de súplica e instantáneamente hizo un puchero con su boca. Eso siempre funcionaba con JungKook, porque aunque el mayor lo negara, una de sus debilidades eran los pucheros adorables.

El alfa mayor iba a negarse, y correr a decirle a su padre, pero cuando su boca se iba a abrir, lo pensó mejor. Sonrió de forma malévola, haciendo que sus adorables dientitos salieran a la luz, pero toda ternura desaparecía cuando le mirabas los ojos, los cuales, estaban llenos de maldad.

—No lo haré...

—Pero... —HoSeok soltó un suspiro. Debió de suponer que el silencio de JungKook tendría un precio. Un precio el cual no estaba seguro de querer pagar, porque conociendo a JungKook, sería algo fatal.

—Quiero que me ayudes a cambiar mi look —sonrió “inocente”.

—No, no y no, jamás voy a aceptar algo como eso. Podría morir, Jung... —El alfa se quedó callado, ¿había escuchado bien?—. Espera... ¿Qué dijiste?

—Quiero que me hagas un cambio de look.

HoSeok le miró incrédulo, sin poder creer lo que su hermano le estaba pidiendo. —¿Un cambio de look?, ¿Para que quieres un cambio de look?

JungKook rodó los ojos. —Quiero verme más tierno.

Una carcajada salió instantáneamente de la boca del alfa menor. El chico se agarró el estómago cuando sintió un tirón en el mismo, gracias al esfuerzo que hizo por tremenda carcajada. Definitivamente, estaba perdiendo a su hermano.

—No es gracioso —gruñó molesto.

—Querido, tú no necesitas un cambio de look —dijo entre risas—. Lo que necesitas es un cambio de cara.

JungKook le pegó un manotazo a su hermano después de que le dijera esas palabras. Nadia tenía el derecho a burlarse de Jeon JungKook, y menos su hermano.

El pelirrojo tomó una fuerte bocanada en su boca. —PAPÁÁÁÁÁ —gritó fuerte, haciendo que el otro parara de reír— HOSEOK AGARRÓ TUS VIHSHSK

Las palabras quedaron ahogadas en la boca del mayor cuando HoSeok le puso su mano en la boca. El menor había dejado de reírse para dar paso a la angustia.

—Shhh... No le digas —rogó—. Está bien, te ayudare.

La sonrisa de JungKook se amplió.

—Alista tus... esas cosas que usas para maquillar —exclamó un poco ansioso.

HoSeok se quedó pensando por un momento. El que su hermano le pidiera algo como eso era algo grave, ¿Qué estaba pasado por la cabeza del pelirrojo?. La única razón por la cual su hermano quisiera verse “tierno” era el que estuviese enamorado...

—¿ESTÁS ENAMORADO? —Preguntó con un grito agudo.

El contrario rodó los ojos ante la estupidez de alfa. A veces se preguntaba seriamente cómo ese chico revoltoso y tonto podía ser su hermano.

—No.

—¿Entonces? —preguntó confundido.

—Iré a la Academia de Artes de Seúl —afirmó orgulloso.

—Oh, entonces me alegro por... —se detuvó un momento, analizando las palabras de su hermano— ¿Ya aceptan a alfas? Porque si es así, yo quiero ir también.

—No, todavía no aceptan a alfas —susurró desganado.

HoSeok se quedó en silencio. Esa academia era una de las más prestigiosas de todo Corea. Todos deseaban ir allí; alfas, betas y omegas, desgraciadamente, solo aceptaban a omegas.

—JungKook... —le miró con temor— No estás pensando en hacer lo que pienso, ¿cierto?

JungKook le sonrió dulcemente.

—Bueno...

—Oh, no, no lo harás —Negó de manera repetida.

—Oh, sí, sí lo haré... Y tú —lo señaló—, me ayudarás.

HoSeok tragó saliva.

Su hermano estaba enloqueciendo...

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𝘂𝗻 𝗼𝗺𝗲𝗴𝗮 𝗱𝗲 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿𝗮 ✺ ◜𝗄𝗈𝗈𝗄𝗃𝗂𝗇◞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora