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Por favor, no vayas a soltar feromonas. Se dijo a sí mismo angustiado. Sabía las intenciones que su lobo tenía, y el no lo iba a permitir, de lo contrario, sería su fin.

Nos está abrazando, JungKook. Podemos aprovechar y hacerle unos cuantos cachorritos.

Su corazón comenzó a palpitar fuertemente. Era cierto, SeokJin estaba abrazado a él desde que llegó a la habitación, poniendo la excusa de estar ayudando a su hermano. Más este no sabía de lo nervioso que lo ponía.

Si descubren que somos alfas nos reportaran, nos echaran de aquí y no lo volveremos a ver. Tú decides: Le hacemos unos cachorros y después no lo vemos más, o vamos pasito a pasito y lo terminamos conquistando.

El lobito se mantuvo quieto en su interior, procesando las palabras que el idiota de su humano decía. Aunque si lo pensaba mejor, el tonto tenía razón.

Está bien. Gruñó a regañadientes. El necesitaba tener cachorros. Su humano ya tenía veinte años, y tan solo una vez había tenido relaciones sexuales -la cual fue un verdadero asco para el lobito-.

El pelirrojo soltó un suspiro de alivio. Había temido que su lobo fuese más testarudo esta vez.

—¡Quítate de encima de mí! —el gritó que dio el omega rubio hizo que saliera de su plática con su lobo—. Estás todo pegajoso.

—JiMinie —le llamó la atención el peli-rosa, abrazándolo más—. Soy mayor que tú.

—Quítese de aquí, pulgoso —gruñó el omega.

La melodiosa risa de SeokJin invadió los oídos del pelirrojo, este volteó a ver al chico con una ceja alzada. El omega tenía su nariz alzada e intentaba oler a JungKook.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó, ignorando a la pareja gritona.

—Intentó descifrar su olor, hyung —frunció su ceño cuando no encontró nada—. Pero sólo siento un leve aroma a eucalipto. Aroma de alfa.

El alfa frunció el ceño. ¿Eucalipto?. Él no olía a eso, su aroma era café amargo y menta.

—Tal vez tu nariz se descompuso —rió, intentando desviar del tema de su aroma al chico.

—No sea tonto, hyung —rió quedito—. ¿Usa supresores? —el alfa asintió—. ¿Por qué?

—Para que los metiches no me huelan.

Soltó una carcajada cuando el chico le miró ofendido pero con una sonrisa.

—Déjeme olerlo, hyung —rogó con un pequeño puchero.

Al pelirrojo casi le da un paro cardíaco al ver tremenda acción. A él le encantaba que los demás hicieran pucheros, pero definitivamente, el de SeokJin sobrepasaba los límites. En ese mismo instante supo que tendría una obsesión con los pucheros del menor.

—No.

—Al menos dígame su aroma —suspiró rendido, algo se le iba a ocurrir después.

—Leche y zanahorias —dijo lo primero que se le vino a la mente.

SeokJin comenzó a carcajearse. — Yo amo la leche, hyung, pero odio las zanahorias.

El sonido proveniente de su teléfono interrumpió la respuesta que tenía pensada dar. A regañadientes se alejó del menor y contestó. Su ceño comenzó a fruncirse y una mueca de preocupación se instaló en su rostro. La llamada se cortó, y él se levantó rápido comenzando a arreglar su cabello alborotado. Miró hacia la cama en la que tenía que estar HoSeok y JiMin, pero ahí no había nadie.

𝘂𝗻 𝗼𝗺𝗲𝗴𝗮 𝗱𝗲 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿𝗮 ✺ ◜𝗄𝗈𝗈𝗄𝗃𝗂𝗇◞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora