Confía en mí, pajarito.

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No era muy tarde, la luz del sol aún podía colarse traviesa por la única ventana de esa pequeña habitación y el leve tinte naranja del cielo delataba que todavía les quedaba al menos una hora antes de que la noche cayera, y él tuviese que irse otra vez.

Hawks no tenía muchos deseos de hacerlo, si era sincero consigo mismo. Tal vez porque ese día en particular se le hacía un poco tediosa la idea de patrullar (aquello debió ser una señal de alarma, porque él adoraba patrullar y cualquier cosa que le permitiese poner en uso sus hermosas alas) o tal vez porque se sentía egoísta, y no quería salir de los brazos que lo apretaban en un cálido abrazo.

Podía sentir la respiración caliente caer sobre su nuca y el pecho ajeno como una calcomanía pegada en su espalda. Sus latidos eran lentos, pero sabía que Dabi no estaba dormido, nunca lo hacía mientras él aún estuviese ahí. Al principio pensó que se debía a la nula confianza que le tenía y no podría culparlo aunque quisiera. Después de un par de meses, entendió que el villano símplemente no quería perderse su compañía.

No porque Dabi lo hubiese dicho en voz alta ni nada remotamente parecido, antes se le terminaba de caer la cara, pero Hawks era perspicaz. Por algo era el Héroe número dos de la nación, después de todo.

Pero él sí que podría quedarse dormido así, en la paz post-orgasmica con el villano peligrosamente cerca de él y su interior aún vibrando mientras se decía que todo era "por la misión" (ah, sí, Hawks aún podría usar esa excusa por unas semanas más). Dabi podía ser aterrador y despiadado, pero era tan cómodo para acurrucarse con él.

El rubio de pronto sintió una de las manos del villano salir de su cintura, subiendo con cuidado apenas rozando su brazo con la punta de sus dedos hasta llegar a su cuello todavía un poco húmedo por el sudor. Reprimio el escalofrío que pudo haberle delatado y sonrió cerrando sus ojos cuando Dabi comenzó a jugar con su oreja.

Había notado que hacía eso cuando estaba especialmente relajado, después de una follada lenta y casi floja; de esas que hacían a Hawks cuestionarse todo mientras Dabi se mecia entre sus piernas con parsimonia. Tomando con cuidado sus caderas, dejando besos en sus tobillos y caricias detrás de sus rodillas, casi haciéndole cosquillas. De esas que no parecían nada ser "sólo por la misión".

Y entonces hacía eso, casi sin notarlo siquiera, acurrucado detrás de él haciéndose espacio entre sus ostentosas alas y sus dedos atrapaban el lóbulo de su oreja. Lo acariciaba con cuidado, sabía que lo observaba con atención como buscando algo y a veces jugaba también con el cartílago superior.

Hawks lo comparaba en su mente con un gato, pero no podría estar seguro, él nunca se había llevado muy bien con los felinos sin importar qué tan adorables le parecían. Y tampoco sonaba correcto comparar a un asesino de sangre fría con una tierna bola de pelos.

Por un momento tuvo miedo de en verdad quedarse dormido, sucumbiendo ante el trance que las caricias de Dabi siempre ponían sobre él y las sábanas del villano abrigando su cuerpo desnudo. Aunque no hacían mucha falta, el pelinegro por sí solo podría ser un calefactor perfecto.

-Te verías precioso con un pequeño destello aquí-pero la voz baja y plana de Dabi lo sacó de su ensoñación, recordándole dónde estaban con el pequeño apretón que le dio a su lóbulo vacío.

-¿"Destello", a qué te refieres con eso?-preguntó Hawks en una voz igual de tranquila y floja, demasiado cómodo para siquiera voltear a ver al otro.

Ah, ¿cómo era posible que alguien pudiese verse como si recién hubiese salido de una película gore y al mismo tiempo ser más cómodo que un colchón de lujo con sábanas de seda egipcia?

Casi le hacía gracia la ironía, uno de los villanos más buscados del momento llevándose el premio a los mejores abrazos del país, tal vez incluso del mundo.

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𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐄𝐋𝐋𝐎 | 𝐃𝐀𝐁𝐈𝐇𝐀𝐖𝐊𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora