(Este cuento contiene Serperior hembra y un chico)
Un par de hermanos abrió una Guardería Pokémon en la región de Unova. A pesar de apenas estar en sus veinte, tenían años de experiencia gracias a su familia y no tuvieron problema en conseguir una licencia para el negocio.
Comenzaron a trabajar sin algún apuro o problema. No obstante, a los pocos días de haber abierto, la encargada le dijo a su hermano durante la cena, ya en su casa:
- ¿Has notado algo raro en un Serperior que dejaron ayer?
- ¿El de la chica de gorro azul? No lo creo, se ve muy sano- respondió él despreocupado.
- Eso pensé. Pero la entrenadora viene constantemente, muy nerviosa, pregunta por su Serperior y se va muy deprisa.
- Qué raro... No sé, mañana le daré un chequeo de rutina.
Tal como lo dijo, el encargado se dirigió a primera hora con un botiquín e hizo una revisión. A los pocos minutos, extrañado, fue a comentarle a su hermana.
- Está perfecta. Sana, entrenada con cariño y mucha dedicación, con una estrategia en específico. No es de una entrenadora común, ella sabe lo que hace.
- ¿Entonces?
- Tengo menos trabajo que tú, si la chica vuelve hoy, hablaré con ella. Quizá solo está muy apegada a su Serperior y le preocupa.
- Entiendo eso, ¿pero por qué lo dejaría aquí?
El encargado se encogió de hombros y regresó al pastizal donde se encontraban los Pokémon. Los demás eran de entrenadores novatos, muchos querían que sus Pokémon ganaran algo de experiencia, otros no conocían bien la dinámica de la guardería, pero definitivamente la Serperior sobresalía por su experiencia y ser la única totalmente evolucionada. De hecho, al mirarla de lejos, al encargado le pareció inquieta, como si buscara algo.
- Tal vez necesita una buena batalla.
El encargado se acercó y le preguntó a la Serperior si gustaba una pelea de práctica, pero para su sorpresa, ella se negó. Se escapó con una increíble velocidad, los demás Pokémon se abrían paso, horrorizados, en verdad parecía que querían evitarla a cualquier costa.
Por su cabeza rondaron muchas ideas, pero no tenía la certeza de qué le podía pasar a esa Serperior. Cuando terminó de atender a los demás fue con su hermana para comprobar que la chica no había venido, en efecto, ese día no apareció.
El espacio para los Pokémon era una pequeña pradera con espacio suficiente para que puedan correr y jugar. Un pequeño lago artificial marcaba la mitad del terreno, y al fondo, unos cuantos árboles para los Pokémon Bicho y Volador que prefieren posarse en ellos a lado del almacén general. A pesar de ser un terreno de tamaño considerable, estaba diseñado para que se pudiera ver por completo desde cualquier punto, pero no había rastro de Serperior.
- ¿¡Se habrá escapado!? - exclamó el encargado con miedo.
Por su tamaño, Serperior era demasiado grande para esconderse detrás de un árbol. El encargado pensó en el almacén, y en efecto, había dejado la puerta abierta. Llegó al lugar y escuchó un sonido de paja, como algo moviéndose en ella. Buscó donde la guardaban y encontró a Serperior acostada, con los ojos cerrados, su cuerpo brillaba con tenue sudor. Pero lo sorprendente era que Serperior acariciaba su zona íntima con sus lianas, usaba una para separar sus labios y la otra entraba y salía constantemente.
- Oh. Solo está en celo. Claro, uno quiere una explicación razonable, pero siempre se trata de algo así. Esto es incómodo.
El encargado se mantuvo quieto y retrocedió muy lentamente para salir de ahí, pero una fuerte ráfaga de viento hizo rechinar la puerta. Sorprendida, Serperior abrió los ojos y se detuvo.
- Yo solo... Voy a retirarme- dijo el encargado pero la mirada firme y autoritaria de Serperior lo paralizó. Tragó saliva, sin poder mover un músculo vio cómo Serperior se acercaba y tras examinarlo, cerró la puerta y lo llevó al pajar.
Enroscada alrededor de él, Serperior comenzó a frotarse en el cuerpo del chico, sobre todo en su pecho y estómago. Él susurraba súplicas, pero sabía por la lujuria en la mirada que Serperior no iba a detenerse así de fácil. Ansiosa, intemntó abrir la camisa del chico, pero al poder desabotonarla optó por cortarla con su Hoja Afilada.
El encargado respiraba profundamente, apenado por haber sido derrotado tan fácilmente, pero también porque las caricias de Serperior en su pecho comenzaban a vencerlo. Ella notó que el chico suspiraba al sentir sus suaves lianas, por lo que retiró el pantalón de un tirón, por suerte el botón no se rompió.
- No, espera... - pidió el chico con una notoria erección debajo de sus boxers, sin saber bien cómo actuar. Serperior lo miraba intrigada, no había visto nunca el de un humano, pero el tamaño del que tenía al alcance no lucía mal.
Serperior soltó al chico y se deslizó hasta quedar a la altura de sus rodillas, comenzó a lamer el pene por encima de la ropa interior. No sabía si por miedo o si seguía el efecto de la parálisis, pero el chico no podía escapar, solo gemía y miraba al Pokémon degustar su miembro.
Él suspiró aliviado, la larga lengua de Serperior le cubría por completo y sentía un placer enorme a pesar de no tener contacto directo. Por su parte, ella estaba sonrojada, con los ojos cerrados, pero se tomaba su tiempo y disfrutaba del acto.
- Espera... deja me quito eso- pidió el chico y Serperior se retiró un poco. Logró despojarse de sus pantalones por completo y de sus boxers, agitado, reconocía la situación en la que estaba, pero no quería parar.
Serperior volvió a lo suyo y engulló el pene del chico por completo, ahora más apresurada por tenerlo son ropa. Él tomó la cabeza de Serperior para indicarle el ritmo, ambos gemían de gusto por lo bien que se sentía: no solo la cálida boca, sino la fina lengua de Serperior daba una experiencia muy distinta.
Sonrojada, Serperior se recostó en la paja y expuso su entrepierna. El chico tragó saliva, no estaba seguro de querer hacer eso, pero estaba muy excitado y sabía que no estaba en posición de dar órdenes. Se acostó encima de Serperior y dirigió su pene a la entrada de ella, preguntó en voz baja si estaba lista.
Serperior soltó un enorme gemido al sentirse penetrada y tensó todo su cuerpo. Inseguro de seguir o no, el encargado se mantuvo quieto, pero Serperior se enroscó un poco en las piernas de él y empujó ligeramente; el gesto más la expresión de Serperior fueron señas suficientes.
La vagina de Serperior también era muy distinta a la de una humana, pero cuando comenzó a embestir, el encargado recibió un enorme placer. Sentía cómo ella se mojaba y podía salir y entrar de ella con mucha facilidad, se volvía más cálida y agradable. Serperior también gozaba, sentía un gran alivio de por fin haber cubierto esa necesidad y le agradaba tener al chico encima suyo, el calor que creaban sus cuerpos y el tacto de sus pieles. Disfrutaron del acto por varios minutos, sin poder pensar bien, un tanto abrumados por el placer.
Al borde del clímax, el chico se aferró al cuerpo de Serperior y bombeó con más fuerza. Ella lo apretó más fuerte para no darle opción de salirse, todo su cuerpo se tensó. Cansada pero satisfecha, acarició la cabeza del chico, que a los pocos segundos se vació dentro de ella.
Al día siguiente, el encargado por fin encontró a la entrenadora. Ahora él tenía claro porque ella estaba tan apenada, pero le dijo que era normal y no debía preocuparse, que había encontrado una pareja para ella.
- ¿En serio? Es que... No sabía qué hacer con ella.
- No te preocupes, somos expertos. Pero deberías dejarla unos días más en lo que se acaba esa temporada.
ESTÁS LEYENDO
Cuentos de Pokefilia
FanficHistorias breves que contienen lo del título. Otra vez, porque el otro desapareció.