Oscura Seducción [PAUSADA]

Hermione Granger

Luego de que Draco visitara a Lovegood ya no supo que hacer, ella era la única pista para poder encontrar a Granger.

Tenía mucha curiosidad por saber que le sucedió, estuvo tan ensimismado en su mundo que no se dio cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Algo había sucedido entre el trío de oro y eso había ocasionado que Granger se alejara, pero ¿que cosa?, había tantas dudas en su mente.

Sin tener ninguna pista del paradero de Granger, se apareció en el ministerio en su oficina. Comenzó a leer sobre el caso de Jake Mackovy, la víctima de asesinato. Su cuerpo no tenía ningún signo o muestra de golpes o hematomas. Lo único que había eran esos dos agujeros en su cuello, que según habían investigado los aurores eran marcas de colmillos.

Eso llevaba a otra incógnita, vampiros. Los únicos que pudieron haber hecho eso fueron ellos, pero ¿por que?, quizás fue algo personal con Mackovy, pero según los familiares del chico, era una buena persona, no tenía problemas, un chico trabajador. ¿Por que lo habrían asesinado? ¿Y qué tenía que ver con Granger?

Había tantas dudas e incógnitas, su cabeza iba a explotar. Siempre se consideró bueno en su trabajo, discreto y eficiente. Le gustaban los enigmas, tener que resolver problemas y hallar respuestas, pero esto lo estaba frustrando.

Al fijarse en su reloj, se dio cuenta de que ya era de mediodía. Lo bueno de ser inefable era que no tenía que estar encerrado en una oficina y cumplir un horario. Él era recurrido cuando se necesitaba y cuando tenía algún caso podía resolverlo donde quisiera; así que iría a su casa. Allá pensaría mejor con unos tragos de whisky de fuego.

En eso una lechuza entró por una de las ventanas a su oficina, posándose frente a él. Era hermosa, completamente blanca y elegante; le tendió la carta y emprendió su vuelo de nuevo.

Al abrir la carta no supo si sería algo bueno o malo para el.

Te espero mañana a las 4:00pm en la mansión Clovelly.
Si quieres resolver tus dudas,
no faltes.

No estaba firmada, ni siquiera sabía si era una trampa, pero algo en su instinto le decía que fuera.

Quizás consiguiera respuestas a sus preguntas. O se enredará más, una de dos.

Se fue directo a la mansión a descansar, necesitaría todas las energías suficientes para descubrir qué sucedía detrás de todo eso.

Al llegar la mañana siguiente se alistó, luciendo su impecable traje negro. A las
3:30 salió hacia su destino.

Clovelly era un pueblo pequeño pero hermoso que quedaba a las afueras de Londres. Aunque sabía que la mayoría de sus habitantes eran muggles, sentía una presencia de Magia.