No Memory [HanaNene AU]

II

Unos minutos de que ella observara un chico con un traje Gakuran y sombrero con una un emblema dorado y cuerdas rojas a lo largo de la costura frontal para combinar con su uniforme, un uniforme de una década antiguo. No pudo ver los ojos por ese sombrero que traía pero sus lados estaban unos orbes fantasmales pero se podía ver una sonrisa en su rostro.

—¿Cómo esta mi asistente?—volvió a preguntar el chico misterioso, esta vez levanto un poco el sombrero para dejar los ojos verse, tenían unos iris ámbares en forma de luna creciente. La chica con ojos escarlata, estaba si palabras de expresar.

| Hanako-san, Hanako-sa- |

¿Hanako? La chica nunca había oído ese nombre alguna parte ¿Sera un recuerdo? ¿Una voz interna? Muchas preguntas llenaron su cabeza, unos segundos se rindió, seguramente debe ser un dios...pero se le escapó de la lengua de forma natural, aunque algo a la fuerza. Un nombre amable y travieso, "Hanako"

—Vine aquí solo por ti—el asintió, fingiendo exasperación cuando ella lo miro confundida. Ella gritó en estado de shock cuando sus pies dejaron el suelo y permanecieron en el aire. Su dios le rodeó el cuello con los brazos y susurró.—¿O no me quieres aquí, Yashiro?—

—¿Yashiro?—Una imagen borrosa parpadeó en el fondo de su mente, tirando de su conciencia. —Yashiro...—

Él recostó suavemente su cabeza en su regazo. Ignorando sus confusas protestas—Yashiro Nene, mi torpe asistente—

Tan pronto como dijo su nombre completo, estuvo un momento en silencio, no incomodo digamos. Nene sintió que la peinaba y acariciaba el cabello. Se sentía extraño a la vez una sensación nostálgica...

—¿Sigues ahí, Yashiro~?—Cantareó su dios mientras la tomaba de sus hombros pero cuando sintió su respiración cerca de su rostro, sin propósito hubo un golpe cuando sus frentes chocaron y un quejido colectivo de dolor parte de el.—Ow ow ow...—

—¡¿No te dolió?! C-creí que..uh..—una sensación dentro de ella le causaba ansiedad, raramente desde que despertó nunca estuvo tan alterada

 —Solo color de rosa—Su dios se frotó la frente por unos segundos más antes de mirarla, ignorando nuevamente su confusión.—Realmente eres torpe—rió bajo

Ella le devolvió una sonrisa tímida.

Su dios la veía a menudo. Él vendría al mediodía en el recreo observándola desde una ventana mientras ella almorzaba y reía a pesar de confusión y se iría después a su club de jardinería como la indican, luego hacer los deberes como asistente de su dios. Se convirtió en otra marca en su rutina. Nene se sorprendió de lo fácil que era acomodarlo.

Los Mokkes parecía haberse olvidado de sus bromas, porque lo invadían ansiosamente cada vez que aparecía el espectro. Por extraño que parezca, los encontraría jugando a las cartas cada vez que pasara. Tal vez sus dulces amantes de los conejos eran más inteligentes de lo que ella les daba crédito. O tal vez su dios era malo en las cartas. Su dios nunca ganó contra ellos. A Nene le pareció adorable ver su concentración mientras reflexionaba sobre su próximo movimiento. Ella no podía darse cuenta de siempre tenia la expresión hacia los suelos.

—¿Quieres intentarlo?—Hanako le ofreció su mano, agitando las cartas como si fuera a tentarla. Nene puso los ojos en blanco pero aceptó. Ella trató de no reír. Por supuesto que estaba perdiendo. Uno tras otro, ella y los Mokkes intercambiaron cartas. Cada vez que lograba deshacerse de la reina desaparecida, Hanako la animaba. Cada vez que volvía a elegir a la reina, él se contraía visiblemente de decepción.

—Siéntate—ella señaló un punto a una distancia de donde estaban jugando. Sus reacciones no fueron de ninguna ayuda. Hanako se quejó y solo rodeó su cintura con los brazos.

—¿Pero por qué?—él pateó sus piernas y ella trató de apartarlo de ella. Nene suspiró y dejó caer sus brazos.

—Me estás distrayendo—

—Me detendré—la miró con ojos de cachorro y Nene sintió que se debilitaba. Estaba siendo injusto, ella resopló.

—Bien...—

—¡Hurra!—se levantó para reposicionar su agarre. Nene dejó escapar un grito estrangulada cuando accidentalmente el dobló su cuerpo hacia atrás mientras abrazaba sus hombros.—Lo siento, lo siento—después de un poco de trabajo, logró envolver cómodamente sus piernas alrededor de su cintura y rodeó sus brazos alrededor de su cuello.

Los conejos golpearon el piso con impaciencia. Nene se sonrojó e intentó reanudar el juego como de costumbre. Si ella perdió contra ellos a partir de entonces, definitivamente no fuera por su dios presionado contra su espalda.

Le gustaba verla trabajar. No importaba si estaba haciendo jardinería o barriendo, cocinando o sacudiendo el polvo. Sus ojos la siguieron con un brillo suave. En el caso de que hicieran contacto visual, él le mostraría una sonrisa. Dejándola como un desastre nerviosa y no pudo explicar por qué, pero Nene agradeció la atención. En algún lugar de su corazón, se sentía normal. Y entonces, ella comenzó a darse cuenta.

| Lo he estado esperando. Hacer algo juntos después de de la escuela, tener una conversación. Es cosa como tener un amig-|

Su dios era extraño. Su dios era un misterio. Prefería flotar y aferrarse a su cuerpo como si ella fuera su atadura a la tierra. Él la miró sin una pizca de lujuria, sino más bien con una expresión triste. Ella lo encontró extraño. Sus problemas no fueron culpa de el. Sin embargo, la miró con dolor, como si su desgracia fuera algo sobre lo que él tenía control. El no lo hizo. Hubo momentos en que su dios se veía terriblemente solo.

—Hanako—probó. Un nombre familiar pero extraño para su lengua. En sus manos había una nueva comida que ella desarrolló. ¿Necesitaba un dios? No importaba.—Hanako—

—Gracias—Murmuró, no todos allí con ella. Nene lo observó meter más su sombrero en sus ojos. Este movimiento rígido no era como el dios que ella conocía. ¿Qué podía hacer ella? ¿Cómo podía ayudar a un espectro?

Cuando lo vio sentado en su solitario en la terraza, se dio cuenta. Era un dios, pero ante todo, era una persona. Una persona con la que había estado distante a pesar de que había rezado para que él la visitara. Nene no podía dejar que eso permanezca.

—Hanako-kun—intentó de nuevo. Ella llevó sus labios a su mejilla fría. Alejándose rápidamente después de un segundo, sonrió—Todo va a estar bien—

Él estaba sorprendido aquel acto de bondad pero le dio una risa cansada.—Si, eso espero...—