Capítulo 13: 600 Años

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Cuando Terminamos nuestro baño nos envolvimos en nuestras toallas para secarnos. Chira caminó hacia una pequeña mesita donde tomó un bulto de ropa y me la entregó.

-Noté que Dácel es más alta que , así que te he traido ropa mía, tómala -dijo entregandome la ropa.

-Muchas gracias Chira, no te hubieras molestado -respondí tomando la ropa y comenzando a vestirme.

-No te preocupes, mañana iremos con el mejor sastre del reino, pediré que te elaboren buena ropa -decía mientras se terminaba de vestir al igual que yo.

Después de vestirme me miré en el espejo que estaba sobre la pared, recargado. Note que era de mi talla. Era un vestido blanco con cintas negras alrededor de la cintura.


- Te queda perfecto -habló Chira quien ya estaba vestida con un vestido casi igual al que tenía puesto yo-, ese vestido dejé de usarlo hace algún tiempo, creo que he engordado un poco jaja -dijo de manera divertida.

-Jaja yo creo que más bien has tonificado tu cuerpo al entrenarlo -respondí girándome hacia ella.

Chira sonrió y después se acercó a mí.

-Ven conmigo, te mostraré tus apocentos.

-¿Mis qué? -cuestioné, jamás había escuchado esa palabra.

-Así le llamamos aquí a lo que normalmente tú conoces como "habitación" -corrigió ella.

-Oh, gracias por la explicación -llevé mi mano a mi nuca tratando de ocultar mi vergüenza por no saber una simple palabra.

-Descuida -Chira rió un poco-. Sigueme.

La seguí, caminamos durante dos minutos y llegamos hasta una gran puerta.

-Este será tu aposento de ahora en adelante, Dácel lo cuidó especialmente para ti durante años -explicó Chira.

-¿De verdad? -me había sorprendido lo que dijo.

-Así es, siempre supo que algún día volverías al lugar donde perteneces -respondió con una sonrisa.

No sabía que decir así que callé, Chira al notar mi silencio abrió la puerta y justo en ese momento quedé boquiabierta. Ante mí se encontraba una espaciosa habitación, en el centro estaba tendida una gran alfombra roja con detalles dorados y plateados y sobre ella había una pequeña mesa de cristal con unos cuantos cojines que servían de asientos, también había un gran sofá a lado de una ventana y una gran cama al fondo situada al pié de una de las ventanas de la pared, toda la habitación era iluminada por velas que había dentro de unos hermosos faroles eso y mucho más había en esa habitación.

-¿Te gusta? -cuestionó Chira mirándome.

-¿Bromeas? -dirigí mi mirada hacia ella-, esta habitación es 3 veces más grande que la que tenía en el mundo humano -entré y caminé hasta llegar a la cama y me senté sobre ella-. Es demaciado suave -dije tocando la espaciosa cama y acostándome.

Chira me sigió y se sentó a lado mío.

-Me alegra mucho de que te guste. Todavía no puedo creer que después de tantos años pudiese conocerte ahora -decía con una sonrisa.

-¿Tantos años?... -me senté-. ¿A qué te refieres? -cuestioné.

-En realidad tengo 550 años, tus padres murieron cuando tú y tu hermana nacieron hace 600 años. Solo eres 50 años mayor que yo -decía con la misma sonrisa.

Yo la miraba con una ceja arriba tratando de entender lo que me decía hasta que ella habló.

-Para que lo entiendas mejor, el tiempo y los años varían entre el mundo humano y este, aquí podrán pasar quizás cientos de años cuando en el mundo humano quizás habrán pasado unos cuantos años. No hay exactitud de cuantos años pasan aquí mientras que en el mundo humano pasa solo un año. ¿Me entiendes?

-Supongo... -respondí confusa-. Entonces han pasado 600 años desde mi nacimiento y la muerte de mis verdaderos padres... Chira, ¿qué sabes sobre mi hermana?

-No sé mucho acerca de ella, pero por lo que Dácel me contó ella fue llevada al reino ángel por tu Abuelo: el rey de los ángeles. Hoy en día ella gobierna a lado de él, es la princesa de ahí... Y está en nuestra contra -dijo esto último con algo de enojo en su voz.

-¿Por qué estaría en nuestra contra?, ella también es una híbrida.

-No olvides que todos estos años ha estado con los ángeles, ellos creen que nosotros somos el fruto del pecado. Deben haberle metido malos pensamientos sobre nosotros -respondía con el mismo tono de voz.

No sabía qué más responder, todos estos años debieron ser duros para todas las parsonas de aquí, sintiendose amenazadas por las vestias y los cinco reinos. Chira pareció notar notar mi lástima ya que rápidamente se dibujó una sonrisa en su rostro.

Bien!, pareces estar cansada, deberías dormir. Mañana saldremos al pueblo e iremos con el mejor sastre, de ahí... Ya veremos que hacer en el transcurso del día jaja. ¡Buenas noches!.

Salió de la habitación sin siquiera dejarme responder. Me levanté de la cama y caminé hacia la ventana a lado de la cama. Las estrellas se veían hermosas y muy brillantes, me di la vuelta y apagué cada una de las velas de los faroles.

-Este día estuvo lleno de emociones. Espero que estés bien mamá -me acosté en la cama-, y espero que estés bien también... Damián.

Poco a poco fui quedándome dormida.

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