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Luego de todo el lío de la mañana, Changbin y Felix habían decidido volver a la celda para descansar un rato más.

El único problema era que Felix había optado por cambiar de posición a una realmente incómoda para el mayor.

Los brazos de Changbin dolían al igual que sus piernas y sus ojos estaban humedecidos por aguantar ese espantoso hormigueo en sus extremidades. No podía moverse.

Felix se acomodaba a cada minuto, le usaba como un gran oso de peluche en el cuál se podía descansar.

Pero Seo no era un peluche –por más que Felix lo deseara–, podía sentir inclusive el dolor.

Pasaron unos cuantos minutos más y una fuerte campana resonó por todo el lugar.
Era la campana que anunciaba la hora del almuerzo.

Y Felix se había despertado, fantástico.
—¿Que mierda es lo que está sonando a esta hora?—preguntó con un notable enojo.

El pelinaranja se levantó de las piernas del oficial para salir de la celda y averiguar qué carajos había sido eso. Y Changbin le agradecía a la campana, que fué la salvación de sus preciosas piernas.

—Significa que yo debo ir a comer, mientras que tú te quedas aquí sin hacer nada... nada malo. —aclaró el azabache.

Felix simplemente le sonrió al ver que Woojin estaba dirigiéndose a donde se encontraban junto con Seungmin.

Ya verás si me quedo aquí fué lo que pensó el culón.

—¿Estás lista, nena? —preguntó Woojin al llegar mientras se aferraba al brazo de Felix.

Changbin sólo miraba desde la banca, todo confundido.

Hasta que de nuevo le cayó la ficha.

—¡Hey, Changbin! —saludó Seungmin, que estaba parado como animal obediente al lado de su mayor. —¿Por qué esa cara?
Sin embargo, Changbin no respondió a la pregunta. Lo hizo Felix.

—Es que está tan emocionado de comer conmigo, así como se enoja por cosas pequeñas, se emociona por pendejadas.

—Bueno, nos vemos allá. Seungminnie y yo debemos preparar las cosas y ya los presos están saliendo.

—Adiós Woojinnie.—saludó Lee.

—Adiós beba, Changbin te mostrará a dónde hay que ir.

Se dieron dos besitos en ambas mejillas y ambos se fueron al patio, dejándolos solos.

—Changbin, levántate. —ordenó el pelinaranja.

—No puedo...—lloriqueó el oficial.—no siento las piernas.

—Párate carajo, sin excusas. ¿Donde las compras? ¿En internet? —habló Felix mientras jalaba el brazo de Changbin.

Se dió cuenta que Seo hablaba en serio cuando lo vió estamparse en el suelo.

⭐⭐⭐

Todos los presos en el patio estaban ubicados en largas mesas de madera.

Felix agradecía ser el único que se amigó con los policías, no quería estar con aquella bola de idiotas que pensaron que robar era un futuro –aunque él prácticamente está acusado de violación–

Escaneó toda la sala hasta que encontró la pequeña mesa en la que se encontraban todos los policías y alguno que otro ayudante.

Woojin no tardó en levantarse y saludar, con una cara de confundido al no poder procesar lo que estaba viendo.

Felix solo sonrió y siguió arrastrando el cuerpo de Changbin por la sala, haciéndolo chocar con las patas de algunas mesas, hasta que llegaron a donde se dirigían.

Bang, el Jefe, se quedó en silencio, analizándo toda la situación y de un momento a otro su cara cambió totalmente. A una mezcla de sorprendido, divertido, y otras cosas que quién sabe qué.

—¡JA! ¡Te la metieron! —canturreó el Jefe de policía.

Changbin se quedó calladito, haciendo únicamente muecas de disgusto. Burlándose de sus ocurrencias.

—Y bien rico parece.—habló Jisung, uno de los oficiales, quién se encontraba al lado de Seungmin.

Já, pobres ilusos.
Si tan sólo supieran que el que la mete es él.

—Siéntense que ya viene la comida.—avisó Seungmin.

Felix ubicó a Changbin en una de las sillas vacías y se sentó arriba suyo.
Otra vez.

Changbin estaba pensando ya seriamente en cortarse las piernas.

Corto y aburrido pero ya se viene lo bueno, se los juro😔.

También ya casi es el final.

Seo Police -> ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora