Capitulo 05. Movimientos, ¡La Huida Fallida de Zoran!

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“Hubo un tiempo en el que vivíamos ocultas a las impurezas del mundo, nuestro pueblo, nuestra forma de vida coexistía en perfecta armonía entre nuestros corazones y la naturaleza...” 

Entre las alturas de un bosque en algún lugar de Ezneral, saltando de rama en rama, una figura bajo el manto de las sombras aparece y desaparece a gran velocidad, aparentemente acechando y tras la pista de algo o alguien. No muy lejos otra figura avanza por lo que parece un pequeño sendero rodeado de abundante vegetación, dicha figura resulta ser la de una chica de unos 21 años de complexión delgada y de estatura media, su piel de un tono blanquecino daba la sensación de que aquella frágil figura, en apariencia, fuera a romperse como el cristal; sus ojos eran azul cristalino y sus cabellos castaño oscuro, algo revueltos en la parte superior, llegaban a tapar parte de su rostro, viéndose recogidos en un pequeño lazo azulado formando una larga coleta que llegaba hasta la cadera. La chica, quien no parecía percatarse del sospechoso invitado oculto entre la copa de los árboles, vestía con una ropa bastante cómoda y ajustada hecha de piel dividida en varias piezas. Sobre su espalda portaba una pequeña cesta alargada en cuyo interior portaba flechas, mientras que en su mano derecha sujetaba con fuerza un arco de madera algo mayor que ella misma, en cuyo tallado se podían ver diversos grabados. De repente algo hizo que detuviera su avance acercándose a los pies de un árbol, mientras que la otra figura la observaba en absoluto silencio, al agacharse la chica dejo sobre el suelo junto a ella el arco apartando con cuidado las hiervas buscando aparentemente algo. 

-Veamos que tenemos aquí. -Dijo en voz baja y en un tono suave. 

Finalmente y tras una breve búsqueda con cierto cuidado la chica tomo en su mano un pequeño ave que no dejaba de emitir pequeños chillidos, batiendo con brusquedad ambas alas en un intento continuo por levantar el vuelo. Alzando la vista comprobó como una docena de pájaros algo mayores en tamaño pero con el mismo plumaje, la observaban sin quitarle ojo, realizando pequeños movimientos que reflejaban la ansiedad y el nerviosismo de ver a uno de los suyos en peligro y el no poder hacer nada. Ante aquello y volviendo de nuevo el rostro hacia el pequeño ave, empezó a examinarlo con cuidado. 

-Pobrecito, supongo que querrás volver con los tuyos. –Exclamó, esbozando una pequeña y cálida sonrisa. 

Acto seguido, sacó de la bolsa que llevaba un pequeño recipiente cilíndrico, el cual destapó mordiendo el pequeño corcho que sellaba su interior, inmediatamente, ante una ave curiosamente más tranquila, vertió su contenido sobre ambas alas surgiendo un liquidó azulado, con mucho cuidado procuro que ambas alas fueran impregnadas por dicho liquidó cuyo rastro al instante desapareció entre las plumas. Volviendo a tapar el recipiente, lo introdujo de nuevo en la bolsa que se hallaba sujeta a la ropa junto a la cintura, incorporándose levanto la mano alzando su brazo hacia la parte superior del árbol. Transcurridos unos segundos repentinamente el pequeño ave que parecía estar sumido en un hipnótico trance empieza a dar señales de reacción, comenzando a emitir los mismos chillidos aunque en un tono levemente diferente a hacia unos minutos; empezó a batir ambas alas levantando el vuelo. La chica aún con aquella sonrisa dibujada en su rostro se veía alegre de ver como aquel asustado e indefenso animal, se alejaba arropado por los suyos, quienes no paraban de revolotear a su alrededor perdiéndose entre el basto cielo.

De pronto y aprovechando que había bajado la guardia de entre los árboles surgen dos flechas, la chica de forma instantánea reacciona agachándose para tomar su arco, y en cuestión de segundos girarse sobre si misma. Del arco salen disparadas dos flechas que interceptan a las primeras, surgiendo tres flechas más por ambos lados que de igual modo son interceptadas, mientras logra esquivar algunas saltando hacia atrás. Momento en el que es sorprendida por la espalda, surgiendo de entre unos matorrales una misteriosa figura de baja estatura cuyo rostro se veía cubierto por un trozó de tela, dejando sólo al descubierto una fría mirada y pequeños mechones de cabellos morados. Sin darle tiempo de reaccionar se posiciona junto a su espalda amenazándola peligrosamente con una daga. 

Los 9 Sellos {I. Una Nueva Leyenda}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora