T r i s t e z a

44 3 1
                                    

No puedo hablar de felicidad sin mencionar la tristeza, pues sin una no existiría la otra,
ambas son esenciales.
¿Tristeza entonces no? Que gran decepción.
-¡Contente!- díselo a alguien que acaba de perder a un ser querido y tu condena será perpetua.
Cielo gris, personas apagadas, silencio, oscuridad, miedo, susurro...
La semejanza de estas palabras nos dan una bofetada cuando pretendemos
mencionar una sola en particular.
Los ojos vacíos son los únicos que consiguen penetrar descaradamente los nuestros,
tocando el alma, desgarrándonos el corazón.
Barco a la deriva, tripulación sin capitán, marea alborotada, viento desordenado;
historia perfecta, final no tan perfecto.
Tristeza, que bonita palabra cuando corre de su ausencia.
No como cuando tu dedo meñique se topa con el mueble de un salón, como cuando rompen algo que nunca podrá
ser sustituido por nada por el valor sentimental que le teníamos a ese objeto, o
como cuando vemos un álbum de fotos antiguas y deseamos con todas nuestras
fuerzas que no siga pasando el tiempo, intentando en vano volver a un pasado
que ya ha quedado atrás.
Al vaso le queda menos de una gota para colmar definitivamente.
A punto del olvido, en el filo del precipicio, al borde del cataclismo,
esperando el pistoletazo para explotar.
Bomba no neutralizada.
Limpia ahora mis lágrimas que como cascadas ansían brotar.
Algunas estrellas van desapareciendo en el cosmos, otras mientras tanto
empiezan a relucir saliendo a flote.
Tantos rostros aparentando libertad y alegría teniendo una vida plena y que
pocos los que la disfrutan de verdad.
No os preocupéis, tarde o temprano llega la luz al final del túnel en forma de persona
de animal, de momentos o de oportunidades.
Hay un claro en el cielo, pisas los charcos por diversión en vez de sin querer.
El mundo te empieza a parecer un poco más interesante y querrás descubrir cosas nuevas,
saber todo lo que ocurre a tu alrededor y por qué.
Pero como un antiguo maestro me decía, "No preguntes por saber, que el tiempo
te lo dirá, porque no hay cosa más bonita que saber sin preguntar".
Así que no, no me preguntéis si la tristeza duele,
porque no duele,
solo escuece, nos hiere, te ahoga, me mata...
Pero es esencial, sin ella no sabríamos que es la felicidad.



RinconesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora