Ahí me encontraba yo, vistiendo armadura de colcha y almohada, protegido de mis temores de la mejor forma posible, con las heridas cicatrizadas a golpe de automotivación y risas de amigos. Llegaste con la suavidad del inesperado vuelo de una mariposa, sutil, sin prisas y con sonrisas espontaneas, tal vez necesitaba ese toque de magia, esa metamorfosis de tonos brillantes. Te sentí bajo la piel, allí donde solo habita el alma y los recuerdos.
Amor de cuarentena, alas para la imaginación en una noche de una sola estrella en medio de la oscuridad, de largas distancias, de poemas, libros, canciones, al que le crecen flores desde las raíces más allá de sus espinas. De barreras intraspasables, de límites y palabras en silencio.
Fue una de esas noches de atea casualidad, escondidos, de calles vacías y marea alta. Una de esas noches llena de luz, de las que no se olvidan, aunque la vida nos lleve por destinos diferentes. Te sentí bajo las huellas de mis manos, allí donde se guardan los deseos después de susurrarle en un suspiro a la estrella fugaz que acababa de cruzar el cielo de mi habitación.
Deja en silencio las emociones, ya hablaran solas.
Te sentí allí donde solo se siente cuando sonríes, allí, donde va a ser difícil sacarte
ESTÁS LEYENDO
Reflexiones de un Emotional Roller Coaster ✅
PoetryEn muchas ocasiones las mejores lecciones de la vida no vienen de forma fácil, todos en diferentes momentos atravesamos situaciones que nos hacen reflexionar. Así poco a poco fueron surgiendo estos sencillos escritos, muchas veces partiendo desde e...
