Cap.1 -Arrebol-

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Aquellos cabellos sobre mi mano eran cuanto menos extraños, el fulgor Rubio que emanaban era muy intenso.

Traté de mirarlos detenidamente, no obstante, cuando me acerqué un cosquilleo invadió completamente mi brazo, lo que provocó una reacción bastante brusca de mi parte, que hizo que dichos cabellos cayeran de mi mano.

Fue un hormigueo peculiar y sin razón alguna, el mismo perduró por algunos minutos, lo único que pude hacer fue encoger mi brazo resguardándolo con fuerza sobre mi pecho, esperé y esperé.

Sin saber la razón de aquel sentir, vino a mi mente lo de hace unos momentos, rápidamente mire hacia las sábanas buscando aquellos rizos, pero para mi sorpresa, por más que intenté encontrarlos... no había rastro de si quiera alguno.

Baje de la cama realizando los menos movimientos posibles con el fin de no sacudir todo.

Una vez más miré detenidamente el lugar e incluso moví con cierto cuidado algunas almohadas y el edredón, pero seguía sin encontrarlos.

"¿Será que aún estaba soñando?" Me pregunté al no encontrar respuesta en lo ocurrido.

"Si es así, acabo de perder 10 minutos por esto" suspiré con cierto pesar.

Con las pocas ganas que tenía comenzaba una nueva mañana; ya que estaba de pie y un poco más centrado, pude sentir como todo el cansancio me apabulló en un instante.

Apenas podía equilibrarme, además de que todo mi cuerpo estaba débil, agregado a todo ello, también sentía un dolor mortal en el cuello que se extendía hasta mi espalda.

Sin tratar de darle tanta importancia a lo ya común, fui hasta las ventanas de mi habitación, y una vez ahí, abrí las cortinas.

Aquello no fue una buena idea, los rayos del sol impactaron de lleno en mis ojos, segándome.

"Ah... ¡Mierda!" exclame cubriendo mi rostro, pero mis ojos dolían más de lo que ya estaban por el desvelo.

Los dejé cerrados por un momento hasta que el dolor desapareció, los volví a abrir y... he de admitir que no me arrepentí del dolor que sufrí, pues la recompensa lo valía todo.

El sol posaba su mirada al jardín con una luz ligeramente violeta, la cual, hacia tornarse a los lirios de agua del mismo color, a su vez las colinas del fondo resplandecían de ese fuerte fulgor verdoso, indicando que la primavera era hermosa como de costumbre.

Sonreí por ello y después pasé a alistarme para ir a la Preparatoria.

Primero fui al baño para lavar mi rostro con agua tibia, quitando del mismo los excesos de la noche.

De igual forma moje mi cabello, pero no demasiado, esto con el fin de verme algo decente, sin más que hacer, fui al guarda ropa y me puse el uniforme.

El mismo es bastante incómodo, más por la parte del plano superior del cuerpo, debido a que llevamos camisa de vestir, corbata, y el saco azul marino que tanto representa a la escuela en donde asisto.

Ya una vez puesto mi pantalón y los zapatos negros, salí de la habitación rumbo a la cocina. No es común que tome el desayuno, en sí, pocas veces cocino, más que por flojera es porque no soy útil para ello.

Abrí la nevera y saqué el cartón de jugo, tomé un vaso de la alacena y me serví un poco, una vez que acabé fui a lavar mis dientes, tomé mis cosas y fui hacia la salida de mi casa.

Abrí la puerta y una vez afuera, todo el roció de la mañana dio en mi rostro, aquello terminó de despertarme, era de lo más reconfortante cada mañana.

Complemento (ITZY y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora