Capítulo 2, parte 1 - Celos

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Nota de autor: Este capítulo está reformulado y cambiado, pues ya lo había subido antes pero elegí un camino que no quise. Por suerte, esto no es la vida real y puedo volver la historia atrás. Problemas de publicar sobre la marcha. ¡Que disfruten el capítulo!

Recapitulación: Alex encontró una carta de Rubius en la habitación de Vegetta, de cuando eran novios. Ellos pudieron conversar y tomárselo con calma, ya que Samuel está mal.

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Vegetta le contó a Alex respecto a lo que había tenido con Rubius. Pasaron un par de días. Días en dónde Alex acompañaba a Samu, un Samuel que dejaba de fingir que estaba todo bien y admitía que su vida sin Rubius no estaba siendo la misma y bajaba en picada. Con helados, juegos, charlas, y salidas, Alex logró estabilizar un poco a Samuel. Porfin lograba sentir algo y emocionarse por cosas y que sea un sentimiento verdadero, no fingido como en los videos.

Alex y Samu se estaban volviendo grandes amigos.

Por la parte de Alex, si bien estaba un poco incómodo al principio y sentía cansancio de intentar animar a Vegetta, ahora que ya lo estaba logrando estaba más que sastifecho. Hace mucho no se sentía así de bien, casi desde que le pudo regalar un lindo y pintoresco hogar a su madre. Aquel mismo día se conoció con su ex-novia, mientras estaba volviendo a su casa y ella lloraba sentada en la vereda. Aunque Alex nunca tomó consciencia de qué era bueno animando personas, la verdad es que es uno de los mejores para eso.

Vibró el teléfono de Alex. Era de un amigo de él, invitándolos a ambos a salir a la noche para tomar unos tragos a un bar no tan lejos de la casa de Vegetta. Alex sonrió y le pareció la perfecta oportunidad para que su amigo siga su camino de recuperación luego de haber recaído en la tristeza de la separación de Rubén, aunque ya había pasado bastante tiempo.

-Oye, Vege -dijo Alex llamando la atención de su compañero-. Iván nos invita a ir a tomar unos tragos hoy; te sumas?

Vegetta entró a la sala de estar con un dos vasos de licuado de frutilla y un repasador en el hombro, con cara pensativa.

-Em... -Vegetta hizo una pausa para encontrar las palabras correctas y no parecer un borde- me da a mí que no la voy a pasar bien. Además, Alex, nunca he sido de salir tanto.

-¡Venga, tío! -lo animó Alex, mientras agarraba su vaso de licuado que se lo pasaba Samuel- Si es sólo un rato. Vamos, tomamos algo, hablamos y cuando tú quieras nos venimos.

Samuel se tomó unos segundos para analizar opciones: No ir significaría quedarse sólo en casa, aburrido. Ir significaría arriesgarse a aburrirse más que en su casa. Pero en el fondo, lo que más le impedía aceptar es que a ese club iban junto a Rubius casi desde que empezaron a salir.

-Vamos tío. Mira, te pago el primer trago si vienes.

Samuel no se podía negar a los ojitos de Alex que lo miraban emocionado.

-Vale -dijo Samuel sonriendo, y Alex sonrió también. Terminaron de jugar la partida que estaban jugando y Alex se fue a su casa, para cambiarse.

Samuel lo primero que hizo fue tomar una ducha caliente y con buena música de fondo. Esa noche iba a ser su noche. Terminó de bañarse y fue a escoger la ropa que iba a llevar. Optó por unos tenis blancos, pantalón negro, y una remera blanca con manchas grisáceas, como si fueran hechas por lavandina. Se puso su cadena, su perfume favorito y se miró al espejo para peinarse. Y, claramente, se vió. Pero se vió muy distinto a los anteriores días. Se vió entusiasmado, y eso lo alentó más.

Yo te sigo amando. [Rubegetta]Where stories live. Discover now