Capítulo 4.
— Espera, Madison!. - Abrí la primer puerta que me crucé y me encontré con una sala llena de instrumentos musicales. Había dejado atrás rápidamente a Courtney.
No puedo creer que sea justamente ella quien este aquí. Comienzo a pensar que fue una muy mala idea volver a L.A.
— Madison, por favor, abre la puerta. Déjame hablarte. - Dijo ella detrás de la puerta.
— Olvídalo, Courtney, vete. Tu no sabes quién soy, estás completamente confundida.
— Madison sé perfectamente quién eres. - Gritó ella.
— No, no lo sabes. - Le grité yo.
— Alex abre la maldita puerta. -Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo al escuchar ese nombre.
Abrí la puerta mirándola con los ojos cristalizados. Ella pasó, cerró la puerta y me quedó mirando sin hablar.
— Se suponía que solo serías parte de mi pasado. -Le susurré.
— Lamento esto, yo también lo creí. Cuando salí del internado lo que menos se me ocurrió por la cabeza fue volver a encontrarte.
— Me dejaste sola. Me abandonaste, estábamos juntas en esto. Cuando escapaste te olvidaste bastante rápido de lo que decías, "Siempre estaremos juntas en esto, si yo me voy, tu te vienes conmigo, si te encierran, yo iré contigo, y al revés. Así será siempre, te lo prometo."
— Perdóname por favor, en serio, lo lamento tanto. No pensé que te atraparían. Vi cuando le pegaste en las bolas al oficial y no se supuse que lo lograrías, cuando estaba bastante lejos ya miré hacía atrás, esperando verte corriendo detrás de mi, pero no estabas, no estabas ahí y me siento muy mal.
— Olvídalo, no le digas a nadie de esto, si preguntan porqué dijiste eso, es que te confundiste. Tu no me caes bien y yo no te caigo bien, eso diremos.
— Te iba a pedir lo mismo, Ross no sabe que fui a un internado de rehabilitación, y menos que me escape.
— Es un trato. ¿Sabes donde queda la habitación de Riker?
— Si, ven.
Ella me acompañó hasta la puerta de la habitación y luego se fue. Miré como se iba, y recordé aquel día. Sacudí la cabeza quitando ese recuerdo de mi, respiré hondo y abrí la puerta llevándome una pequeña sorpresa.
— OH DIOS NO VI NADA. -Dije rápidamente volteando y tapándome los ojos.
Riker estaba sin toalla, en frente mio.
— Oh dios, lo siento grande DIGO RIKER, Riker lo siento, Ross, Ross dijo que mi ropa estaba aquí.. -Hable muy rápido y muy nerviosa. Él solo se reía.
— Esta bien, déjame pasarte la ropa.
— Okay, Abre la maleta roja, en esa encontraras rápidamente un vestido negro y abajo de ese están mis zapatillas negras también.
— Listo. Ya puedes ver. Ten. -Abrí los ojos y me volví hacia él. Estaba muy cerca. Me entregó la ropa y dijo:- Vestido con zapatillas, buena elección.
— Gracias. -Susurré.
Me dí media vuelta y me fui hacia el baño. Supe que era el baño ya que tenía un cartel que lo decía.
Me miré en el espejo y me lavé la cara. Dios mio, ¿Courtney la novia de Ross? Cambio un poco pero sigue mayormente igual. La gente suele cambiar mucho en el transcurso de dos años, pero ella no.
Me cambie mientras pensaba en que tenía que aparentar toda la noche que ella me caía mal, como me iba a caer mal si todavía la quería demasiado. A pesar de que me dejó aquel día que intentamos escapar, ella me acompañó desde el primer día en que llegué a aquel internado. Termine de atarme mis zapatillas e intente peinarme con los dedos. Me pinté los ojos con delineador que encontré en uno de los cajones y salí.
Sería una larga noche.