Fuego de noche, Nieve de día

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—Me voy —fue lo unico que dijo antes de caminar hasta la puerta y desaparecer tras ella, dejándome de nuevo con éste sentimiento de soledad.

Me levanté de la cama dónde horas atrás Blaze y yo habíamos hecho el amor y miré el reloj, eran las cinco de la mañana, dentro de tres horas ambos nos veríamos en el trabajo.

Sin muchos ánimos, me levanté de la cama y fui a darme una ducha. Estando dentro simplemente me dediqué a pensar y pensar en todo lo que Blaze y yo hacíamos a escondidas: nos amábamos en secreto, ya que ella era la jefa de la empresa Cat donde se encargaba de la moda y yo... yo sólo era su simple asistente.

Acepté ese trabajo porqué quería saber más y más de ella.

Nos habían presentado en un baile donde ella era la anfitriona y simplemente no podía arrancarme de la cabeza como iba vestida, aunque muchos la hubieran considerado sencilla por su trabajo ante mis ojos parecía una princesa. Llevaba un vestido negro atado a su cuello y ajustado, aunque sus escasos pechos no resaltaban sus torneadas piernas y tracero lucían genial.

Desde ese día me puse en contacto con todos mis conocidos hasta saber donde trabajaba y cuando di con su empresa no perdí el tiempo y de inmediato solicite trabajo como ayudante general.

Incluso así la veía de vez en cuando pero gracias a los reconocimientos de los trabajadores ella me subió de puesto hasta literalmente hacerme su mano derecha.

Una vez ahí no pude contenerme y le declaré mis sentimientos, ella no dijo nada y sólo me observó, estaba listo para escuchar un no cuando ella se levantó de su trono y me besó en los labios.

Apartir de ese día nos convertimos en amantes secretos, claro que en el día no podía ni siquiera hablarle en términos románticos por que ella tenía una imagen que cuidar y no podía permitir que alguien la viera hablando con su asistente en otros términos que no fuera el trabajo ya que sería el fin de su imperio.

La verdad no me quejaba...tanto...por que en las noches Blaze y yo literalmente incinerábamos la cama juntos, además de que yo fui el primero en probarla y tenerla como mía...pero cada vez que yo le decía que la amaba ella simplemente callaba y no decía nada.

Aunque pareciera que no me importaba la verdad era que me lastimaba por dentro amarla tanto y que ella no me correspondiera como yo esperaba.

Siempre por las noches, por esas tres horas en que ella me dejaba sólo me daban ganas de tirar toda esta extraña relación por la borda y dejarla pero al mismo tiempo sabía que no podría hacer eso ya que una noche antes de irse ella me declaró que sin mi su vida no tendría sentido.

Sólo por esas palabras seguía aquí al pié del cañón con este amor.

Salí de la ducha y me sequé el cuerpo con una toalla, me puse el pantalón de vestir negro que era reglamentario en el trabajo y mis botas, desayuné algo muy ligero ya que no tenía tanta hambre y en cuestión de segundos ya faltaba media hora para ir al trabajo, tomé las llaves de mi casa junto con las del auto y sali de mi hogar para ir a recoger a Blaze, era lo único que podía hacer de lo que nadie sospecharía ya que los asistentes de Blaze siempre la llevaban al trabajo.

Llegué al hotel donde ella se quedaba y la solicité por el intercomunicador, al instante respondió

-Sube ahora- dijo demandante

Salí disparado hacia el ascensor y en cuestión de minutos ya estaba en el piso de Blaze, convenientemente estaba en el último piso donde nadie quería rentar por estar al lado de ella ya que no era muy amigable que digamos.

Llamé a la puerta y entonces se escuchó un "pase" y me adentre en su habitación.

-Al fin llegas, ten dejas estos papeles en la recepción y estos a mi secretaria- dijo mientras ponía dos kilos de papeles en mis manos

Fuego de noche, Nieve de díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora