Solos

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Decir que no estaba esperándolo sería una total mentira, porque  había deseado volver a verlo desde la última noche que lo tuvo entre sus brazos. Y ahora estaba ahí, rodeándolo con sus brazos sentados en el sillón, respirando cerca de su cuello el dulce aroma que emanaba el pelinegro.

En esos instantes parecía tan frágil, delicado, tan tímido que era imposible no enamorarse de él.

No era necesario decir alguna palabra, sus acciones dejaban muy en claro lo mucho que le había hecho falta Rock Lee.

Tenerlo entre sus brazos solo para él le daba la fuerza que tanto necesitaba, lo llenaba de dicha y felicidad, lo hacía sentir el ser más poderoso e importante del planeta. Porque Lee era solo para él, pero eso estaba mal.

Porque la "relación" con Rock Lee no era correcta y la forma en la que había empezado tampoco lo era. Y eso lo lastimaba más que a nada, porque Gaara sabía que Rock Lee no se quedaría con él, porque Lee anhelaba tener una familia e hijos, y porque estaba obligado hacerlo, no podía negarse a las ordenes del Kazekage de Suna.

En la oscuridad de su habitación podía darle todo el sentimiento que ese muchacho había hecho crecer en él. Ese amor y esas ganas por sentirlo parte de su vida, esa sensación de poder acariciar su piel y poder besar sus labios. Ese momento era sólo de él.

Y Lee no decía nada, pues no tenía nada que decir. Él también amaba y deseaba de igual forma a Gaara, pero sabia que lo suyo era algo pasajero, era imposible que ellos dos pudieran vivir juntos como una pareja frente a todos sin preocuparse por el que dirán, pero no podía ser posible porque él era un simple shinobi de la aldea oculta entre las hojas y Gaara era el respetable Kazekage de la aldea de la arena.

Pero ahí estaba Lee, sentado entre las piernas del pelirrojo rodeado por sus brazos mientras recibía suaves besos en su cuello. No podía negar que a simple vista el chico era intimidante, que su mirada daba escalofríos pero en la intimidad y la oscuridad de su habitación era un ser humano como cualquier otro al que le gustaba tener contacto con otro ser.

—Tenía muchas ganas de verte — le susurró en el oído mientras lo abrazaba más fuerte contra su pecho.

Eso le resultó un poco vergonzoso de escuchar, porque era la forma en la que Gaara le demostraba afecto y le decía que lo quería.

Sentir las frías manos de Gaara colarse por debajo de su camiseta lo hizo sobresaltarse, dejó escapar un suave quejido por el contacto con su piel.

Entonces empezó la parte que más le gustaba, pues sabía lo que ocurriría después de eso.

Gaara acaricia suavemente el abdomen de Lee mientras repartía besos sobre su cuello, el pelinegro se movía inquieto al ver como las manos de Gaara lo desnudaba y adentrar sus manos por debajo de su ropa interior.

—Gaara — dijo Lee mientras detenía las manos del pelirrojo

El otro siguió con su recorrido

—Espera un momento— decía mientras apretaba con un poco más de fuerza las manos del pelirrojo.

Pero Gaara no lo escucho, era muy tarde, ya nada iba a detenerlo, Lee sería completamente suyo y nada ni nadie podía impedírselo, ni siquiera el mismo Lee.

—Ya basta Lee — dictaminó con seriedad y fue lo único que necesitaba decir para que Lee detuviera todo acto de contrariedad hacia sus acciones.

Empezó acariciar el miembro de Lee y este empezó a reaccionar a su tacto. Por más que Lee tratara de detenerlo su cuerpo respondió dándole la contra reaccionando cada vez más a las caricias de Gaara.

El pelirrojo empezó a masajearlo más rápido poniéndose cada vez más duro al ver cómo Lee trataba de detener sus impulsos, se detuvo al no soportar lo duro que se había puesto el mismo al masturbar a Rock Lee. Lo acostó sobre la cama y  el mismo se quito la ropa

—Lámelos — le ordenó mientras podía dos de sus dedos sobre su boca y Lee empezó a chuparlos mojándolos con su saliva

Cuando los sintió suficientemente húmedos separó las piernas de Lee y las dobló pegándolos a su pecho

—Sostenlos con fuerza

Lee sostuvo sus propias piernas, mientras Gaara metía los dos dedos de un solo golpe, casi se le escapa un grito por el dolor que le causó, empezó a respirar con dureza y rapidez, sintiendo como su corazón empezaba a latir rápido.

Gaara metía y sacaba los dedos de la ya no virgen entrada de Lee, preparándolo para lo que iba hacerle. Cuando sintió que era suficiente reemplazo sus dedos con su pene que se había puesto más duro. Entró en Lee sin más detenimientos empezando un vaivén con sus caderas.

Veía como Lee trataba de callar sus gemidos, eso lo excitaba más. La forma en que Lee lo apretaba lo hacía sentir más que bien, era tan placentero poder verlo y sentirlo.

—Ah! —Lee había dejado escapar su primer gemido, el cual callo con sus propias manos dejando de sostener sus piernas y entonces supo que cometió un grave error. Gaara lo tomó de las piernas y entró más profundo en él.

El sonido que ocasionaba el choque de su piel con la del otro lo excitaba mucho más y ya no pudo callar más cuando Gaara había empezado a moverse más rápido dentro de él.

Se agarro con dureza de las sabanas pues sentía que no podía reprimir sus impulsos por dejarse ir.

—Gaa-ra ah! Ya no... —trataba de decirle que no podía soportarlo más y el pelirrojo lo sabía pues aumentó mucho más sus movimientos.

El mismo Gaara había empezado a gemir, pues sentía como las paredes de Lee se contraían apretándolo más.
Rock Lee sabía que lo que estaban haciendo estaba mal, que lo que Gaara lo hacía sentir estaba mal.

Porque le habían enseñado que no era correcto que dos personas del mismo sexo estuvieran juntos y que hicieran eso que Gaara y él hacían cada vez que se veían. Pero aún así no lo pudo soportar.

Era tan placentero la manera en la que  lo hacía sentir y sabía que pronto terminaría pero que Gaara  aún tenía mucho por dar, así que cuando se corrió, Gaara solo se detuvo para girarlo y poder darle en otra posición.
Pego su pecho contra la cama mientras lo tomaba fuerte de las caderas para empezar otra vez.

Y así Gaara estuvo un buen rato hasta que empezó a oír los gemidos de Lee mientras lo apretaba cada vez más fuerte. Esta vez no iba a soportarlo, se dejaría ir sin más.

Y así lo hizo, se corrió  dentro de Lee y este se dejó caer por completo de costado sobre la cama.

Lee empezaba a quedarse dormido pero sintió como Gaara se acomodaba a su lado y se acercó para acostarse sobre su pecho para segundos después quedarse profundamente dormido.

Al pelirrojo se le hizo muy tierno, lo cubrió con una sabana y lo abrazo mientras le daba suaves caricias a su cabello. Esperando ansioso su próxima visita.

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