02

6 2 1
                                    

02- Chica dura, ¿eh?

El camino fue largo y entretenido. Parecía que todos nos conociéramos de toda una vida, supongo que nos hemos integrado bien. O eso quiero pensar.

Una vez llegamos a la playa, Paul va hacia su coche acompañado de Óscar el cuál sonreía como un niño pequeño con sus primeros regalos de Navidad, al verles simplemente sonreí. Acto seguido me senté en la arena, contemplando así el primer atardecer del verano. Las nubes cubrían lentamente al sol mientras este se escondía detrás de una gran colina, y eso llenaba de paz si no fuera por los gritos de Paula y Elena.

A la vuelta de ambos chicos, traían dos botellas de alcohol y vasos de plástico. También traían un altavoz, y varías toallas para extenderlas en el suelo. Todos sonrieron de inmediato, supongo que pensando en el verdadero caos que se iba a volver esta tranquila playa.

— ¡Por este gran verano acompañados de gente nueva!-gritó Paul como un loco con una botella de alcohol en sus manos, todos rieron al unisono. Parecía que yo fuera de otra dimensión, ya que no prestaba demasiada importancia a una fiesta.

— No le digas a papá ni una palabra de esto, Lía.-me dijo Tania susurrándome en el oído, después de aquello pasé mi mano por ella.

— Tania, ya tengo diecisiete años. Sé lo que hago.-dije mientras esbozaba una sonrisa, ella de inmediato me la correspondió, y se fue con el grupo. Mientras yo seguía en mi sitio.

Me tumbé por completo, para así ver el color naranja que teñía el cielo en estos momentos. Estaba bastante alejada del grupo, y parecía una maldita marginada, pero no me va el rollo de las fiestas. Bufé y cerré mis ojos, si todo el verano iba a ser así, mejor que me hubiera quedado en la ciudad con mamá.

— ¿Sabes que hay muchos pedofilos sueltos?-dijo una voz masculina, era algo ronca, de inmediato me elevé y pude comprobar la figura de Izan, la cuál ocupaba todo mi campo de visión.- Vente con los demás, o, ¿no te gusta beber?

— ¿Sabías que no tengo quince años?-dije en tono de burla, él rió y se sentó a mi lado.- No me va vuestro rollo, de fiestas, alcohol y música. Y no es por sonar grosera, ni antipática, pero tengo otro estilo de vida contrario que el de mi hermana.-dije mientras él me miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

— Típica chica que le mola leer poemas, beber café y dormir.-dijo estaba describiéndome perfectamente, supongo que hay muchas así.- Ese tipo de chicas me parecen llamativas, sois misteriosas.

— Y tú, supongo que serás el típico chico chulo, que le gusta gustar a chicas inocentes se lia con ellas, y después las deja tiradas, ¿me equivoco?-él sonrió y miro hacia el suelo mientras mordía su labio inferior.

— ¿Cuantas veces te rompieron el corazón, Lía Smith?-dijo mientras daba un trago al vaso que llevaba en sus manos, resoplé mientras le miraba de reojo.

— Más de las que tu te piensas. Y fue provocado por tios como tú, Izan.-dije y me levanté para ir con el resto del grupo. Hay que integrarse.

(...)

Al fin y al cabo, la noche no estaba tan mal como había supuesto. Bebí algún que otro vaso, contando el que ahora sostengo en mis manos. No volví a hablar con Izan, pero sí con Óscar, es un chico con un gran corazón. Salvo a todo, había mucho tonteo entre Elena y Paul, y en toda la noche tuve los celos de Óscar en la chepa.

La playlist se estaba demacrando por completo, estaba en la fase de bachata, esa fase que no me gusta absolutamente nada. Son como los típicos bailes americanos de sus fiestas de graduación, pero aquí son mitad bachata mitad canción lenta. Todos estaban bailando o por lo menos lo intentaban, menos yo y Izan. Supongo que estará esperando a que cayese rendida a sus pies, o es que tengo el ego muy subido. No sé porque, no me fío de él.

— Baila un poco Smith.-dijo Óscar mientras me sacaba a la supuesta pista de baile. Empezamos a movernos, y era todo un cuadro, éramos muy aritmicos.- No la soporto, siempre intenta ligar ya sea con Paul o con Izan.-dijo por cuarta vez en la noche.- Es una víbora.

— Óscar, pasa de ella. Lo hace para joderte.-dije mientras me daba una vuelta sobre mi misma.- Si nota que te molesta, lo va a seguir haciendo.-dije me pegué más a él, alcé mi mirada y ahí estaba Izan contemplando el cuadro de baile que hacíamos.

— ¿Y tu tonteo con Izan?-preguntó sonriendo, de inmediato fruncí el ceño. No quiero tener nada con absolutamente nadie, y menos con chicos como él.

— No tengo ningún tonteo con él, es más, no quiero nada con él.-dije lo bastante alto como para que él lo oyera, cosa que sucedió. El castaño sonrió cabizbajo y se acerco a nuestra escena.

— Te dejo con tu Romeo, querida Lía.-dijo despegándose de mi, para ir hacía donde andaban Elena y Paul.

Me frené en seco, y justamente tenía a Izan en mis narices. Este chico es algo pesado, y se toma las confianzas muy rápido. Cada paso que daba hacía adelante, yo retrocedía continuamente, parecía un baile raro. Este, agarro mi mano y lo pegó a su cuerpo, mientras nos movíamos, esta vez parecía que todo era más fluido. Sonreí, una vez él me agarro de la cintura, inmediatamente borré aquella sonrisa y me despegué de él.

— Chica dura, ¿eh?-dijo mientras nos despegábamos de un empujón.

— Imbécil.-dije mientras iba a por una copa más.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 13, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

one thingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora