Prince • Kookmin/Omegaverse.

Six.

-En esta prefiero que no me sigas, por favor.-Dijo el príncipe a punto de tirarse al suelo y comenzar a llorar de la vergüenza.

-Esas no son las órdenes que me dió el rey.-Dijo el soldado tan seguro y sin perder una pizca de equilibrio por los pequeños golpecitos que daba el príncipe.

-Solo quiero ir al condenado baño.-Ahora poniéndose de rodillas sosteniendo la blanca camisa de Jeon.

-Muy bien, te esperaré aquí fuera.-

-¿Sabes? Ya estoy tan harto que solo entraré muy ofendido.-Dijo el príncipe completamente frustrado.

Narrador.

El castaño entró sellando la puerta con una tabla que había dejado detrás de la puerta en la mañana, todo parte de su plan, al igual que el saco con sus viejas zapatillas de ballet y una licra negra. Ya listo, el príncipe saltó por la ventana hasta el balcón de sus padres, siendo justamente que estaba a un lado de el baño del comedor central. Ya en el balcón, tomó una larga tabla de madera que dejaba siempre cuando se escapaba a la pequeña academia de ballet en el reino, lugar en el que su amigo Jung Hoseok solía dar clases a los pequeños. Ya en el jardín del castillo, se puso una manta negra que solía dejar en el arbusto en forma de diamante.

-¿Creíste que no me esperaba esto de ti?-Dijo el soldado soltando humo por las orejas.

-Lo siento, pero por favor, bailar es todo lo que tengo.-Dijo el príncipe dandole un abrazo al soldado, algo repentino.

-Órdenes del re...-De la nada el soldado olió un singular aroma, uno exquisito, podría decirse perfecto. Vainilla, chocolate y canela, simplemente precioso.

-Por favor, solo este favor, prometo acatar cada una de tus órdenes de ahora en adelante, ¿sí?-El príncipe temblaba y esperaba que el soldado por lo menos no le dijera nada a su padre.

El soldado seguía aturdido por aquél aroma, todos sus sentidos se desconectaron y lo único que pudo decir fue...

-Sí... Pero solo si yo estoy ahí contigo.-Al darse cuenta de lo que acababa de decir, sacudió la cabeza y trató de sonar algo más seguro.

-Muchas gracias.-Dijo el menor tomando las grandes manos de el soldado y sonriendo otra vez con esa preciosa sonrisa.