✨Una Vispéra De La Infancia✨

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Todo alrededor resaltaba el espiritu navideño. Desde las mágicas luces con colores navideños hasta el hombre de nieve que creaban unos pequeños niños del vecindario, el vecindario mas colorido de todo el mundo. O almenos así lo pensaba el pequeño Izuku.

De ojos bellos y grandes, como esmeraldas. Una tez clara y pecaz se hacian presente en su piel.

Miraba desde su ventana, algo cristalada en los bordes debido a los grados bajo cero, como todos esperaban el dia de mañaña, Navidad. Y con todos se referia a cada persona que pasaba por la calle con esos abrigos que los asemejaban a osos de felpa, anhelos de abrazarlos.

Acompañado del sol apagandose a la lejania. Cada fecha hacia ls mismo, una tración que el mismo invento. Por que le facinaba observan el ecenario desde su ventanal. Sus ojitos brillaban.

Apesar de estar dentro de su casa, el frio seguia opacando el inexistente calor en el aire. Llevaba puesto un abultado pero comódo abrigo verdoso, abajo de esta una chompa oscura que si hablara te aseguraria que no pasarias frio mientras la traigas puesta. Unos pantalones gruesos cafes y guantes oscuros.

Todo con tal de mantenerse calentito.

- ¡Izuku, las galletas estan listas!- Pudo oir el aviso de su madre que provenia desde la cocina. La emoción por su cuerpo se esparcia por lo que sucederia acontinuación.

Respondiendo al llamado de su madre, imagen y semejanza, casi de brinquitos le ayudo con la bandeja en la cual se posaban las deliciosas galletas. Esas galletas que gritaban desde lo lejos que las comieran. Ricas y apetitosas.

Con toda la felicidad de un niño esperando navidad, se acomodo en ese sillón tan caracteristico de cualquier sala se estar, colocandose su lugar favorito, al lado de madre.

Esto se habia convertido en una especie de coatumbre. Inko horneaba las más deliciosas galletas del universo con su ayuda, las decoraban agusto y las mandaban al horno para despúes preparar la leche con chocolate. La joven madre cocinaba una cena para la familia, sus padre y él. Mientras tanto Izuku se deleitaba con la imagen de su ventana, facinado con los copos de nieve, claro que eso era solo el inicio.

Su madre cantaba canciones con el sentimiento en su corazón e Izuku se derritia en sus brazos. Aveces silenciaba su voz lo más que podia siguiendo las letras que escuchaba para formar un dúo con ella y no arruinarlo con su canto de pajaro desafinado. Y en ocasiones convertian la sala en su salón de baile con las rolas que se emitian en la radio.

Para Izuku las festividades como la navidad tenian un significado especial, el hecho que todos se reunieran para festejar algo en común era simplemente perfecto. Salir de la rutina cotidiana, hacer galletas, armar el arbolito, y hacer regalos para su familia. Dios. Era mágico.

Inko era una mujer bella y su esposo se enforzaba en el extranjero desde hace unos meses. Desde el minuto que el hombre aceptó el empleo acordó que los visitaria en festividades y vacaciones, era un acuerdo que jamás se habia roto en ese corto tiempo.

Hasta ahora.

Encendieron la TV ¿El mejor acompañamiento con las galletas de Mamá Inko? Pues una minimaratón de especiales de navidad, combo magnifico.

Luego de unos minutos el teléfono ordinario de la sala sono. Inko se levantó de su lugar con cuidado de no desconcentrar a su hijo quien se habia facinado (otra vez) con una de sus peliculas favoritas. No sin antes darle un último vistazo para conservar esa imagen de su hijo. Al emocionarse era el niño más hermoso del planeta entero.


Fue a tomar la llamada.

A primeras la mujer se tranquilizo al reconocer la voz al otro lado de la linea ¡Mi amor! Pensó al instante, sin darse cuenta dió un suspiro de alivio ya empezaba a preocuparse por su tardanza. Su mente se vió abajo al oir las palabras de su compañero de vida, por un momento su rostro quedó en blanco "¿Comó?" Trataba de asimilar lo que acababa de escuchar, el hombre se excusaba de muchas maneras. Quejas a su jefe, trabajo, compañeros, tráfico ¡Por Dios! Él hombre hablaba como si fuera el único que sufria las consecuencias, nisiquiera preguntó por su ellos ¿Acaso se le cruzó por su cabeza su familia? Ella era capaz de entender que el asunto se le salia de las manos pero la manera tan poco considerada y bestial en como se expresaba su marido la harto.

¡Nuestra Navidad No Planeada! One Shot - KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora