Parte única

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⠀⠀⠀Observó a su madre con un puchero en sus labios, dejando su mochila en el compartimiento que se encontraba sobre su asiento; ella le otorgó una ligera sonrisa y se encogió de hombros mientras se sentaba en la fila detrás de él. Cerró la gaveta sin querer demorarse más y así permitir que los demás pasajeros continuaran con su trayecto por el estrecho pasillo del avión, en busca de sus respectivos lugares.

Con un suspiro, tomó su lugar en el centro. Los pasajeros que viajarían a cada costado suyo al parecer aún no habían abordado y aunque quería adueñarse del asiento junto a la ventana, decidió no meterse en problemas.

── Deberías dormir un poco, Sehun ── escuchó a su madre decirle por atrás ── Pronto vamos a despegar, son cinco horas de vuelo y estoy segura de que querrás descansar un poco. Te despertaré cuando aterricemos en Incheon.

── Está bien, mamá.

⠀⠀⠀Ninguno dijo más. Después de haber estado despiertos toda la noche anterior y tener que huir a primera hora de la mañana, habían quedado completamente agotados; por suerte habían conseguido los últimos boletos para el primer vuelo del mediodía.

Entonces cerró los ojos, sin poder dormir realmente, el murmullo de los pasajeros que aún subían al avión y el ruido de los compartimientos superiores siendo ocupados, impedían que se dejara llevar a la laguna de dulces sueños que llevaba esperando desde hace horas.

Sintió la presencia de alguien a su lado. Un par de piernas se golpearon contra las suyas cuando una persona buscó su asiento junto a la ventana y los lugares a sus costados fueron ocupados al mismo tiempo, justo cuando escuchaba los altavoces indicar que las puertas del avión se estaban cerrando. Pero no abrió los ojos. Sentía que poco a poco su cuerpo se relajaba contra el cómodo asiento debajo de su cuerpo y se permitió dormitar, con los brazos cruzados sobre su pecho, hasta que el piloto comenzó a hablar y les dio la bienvenida.

Se irguió de manera adecuada, con la espalda recta y las piernas cruzadas mientras observaba a las azafatas hacer su demostración de primeros auxilios. Bostezó cubriéndose la boca con su mano y talló su ojo izquierdo, tratando de quitarse el sueño. Después observó a su costado con curiosidad, analizando el perfil del hombre mayor que se mantenía entretenido jugando con su teléfono y después miró al otro lado, sintiéndose de pronto embelesado por el rostro del joven que observaba a las azafatas con atención.

Sonrojado, desvió la mirada de inmediato.

Se revolvió el negro cabello, tirando de sus largas hebras mientras acomodaba su flequillo, y se mordió los labios, sin saber realmente porqué de pronto quiso lucir decente. Miró sus ropas, encogiéndose de hombros ante su perfecto sentido de la moda; porque podría tener solo doce años y una pobre vida, pero su gusto por la ropa era exquisito. Oh bueno, al menos eso solía decir su madre.

Dejó de moverse cuando el avión comenzó a correr por la pista, primero siendo suave y después lo suficientemente rápido para poder elevarse. Un hormigueo en su estómago lo hizo sujetarse a su asiento con fuerza y quiso que la tierra se lo tragara cuando escuchó al muchacho reírse por lo bajo.

Decidió que no le prestaría atención y esperó valiente hasta que el avión terminó de elevarse. El hombre mayor se quitó el cinturón de seguridad y él lo miró curioso, volviendo a sonrojarse cuando el desconocido le otorgó una sutil sonrisa. Miró el respaldo del asiento frente a él y tomó un revista para hojearla sin saber realmente qué hacer, el sueño de pronto se había desvanecido de su sistema por completo y su madre no estaba a su lado para poder platicar con ella aunque sea un poco.

EN EL CIELO # CHANHUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora