II. Las reglas.

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–¡Madre!– corrió por el pasillo Amedea, la primera hija de los Calvert.

–¿Todo está bien su majestad?– preguntó Helen, la mucama.

La reina seguía sin decir ni una palabra estaba paralizada, pero después de unos segundos prestó atención a lo que pasaba a su al rededor.

–Necesito hablar con ustedes– se dirigió a sus cuatro hijas– ahora mismo– recalcó.

La mucama se retiró dejando a la reina a solas con sus hijas.

–¿Qué es más importante que practicar para el próximo concurso de la princesa más hermosa de Italia?– cuestionó Cairenn, la hija menor.

–Cairenn, no vuelvas a cuestionarme así, es una falta de respeto. Ahora te diré que es más importante que un concurso que seguramente ganarás– respondió la reina enfadada por lo que anteriormente había dicho Cairenn– La correspondencia que llegó hace un rato provenía de cuatro bancos provenientes del país. Su padre nos dejó con una deuda de millones de euros, y necesitamos pagarla sino perderemos la mitad de nuestras propiedades.

–Si no es indiscreción, madre, ¿De cuánto es la deuda?– preguntó Amedea.

–Sumando todas las cantidades da un total de cuatrocientos mil millones de Euros.

–Pero madre, no podemos pagar todo ese dinero, el reino quedaría en banca rota– dijo Emmaline, la segunda hija.

–No, y es por eso que ya he pensado en algo.

–¿En qué?– le cuestionó Cairenn.

–No puedo en este momento tan difícil pagar la escuela de señoritas a la que irían en agosto, así que he decidido que yo las voy a educar. Habrá seis reglas importantes las cuales tienen que obedecer sin importar qué.

Las cuatro chicas estaban confundidas, ¿Cómo la educación que les daría su madre ayudaría a solventar esa deuda?

–¿Cuáles son esas reglas, madre?– preguntó nerviosa Amedea a su madre.

–Regla número uno: Codicia y procura obtener todo lo que puedas. Esta es sencilla, a ustedes como mujeres se les hará muy fácil; se refiere a no desaprovechar ninguna oportunidad para obtener algo material o de valor, no importa lo que sea, o como lo obtengas, recuerda que lo que importa es el valor que tiene.
La regla número dos es: Usa la fuerza en vez de la bondad cuando trates con el prójimo. Esta se refiere a que no importa quién sea, si es necesario amenazar, manipular o incluso matar por algo de valor, háganlo, pero no olviden la clase y el honor que tiene está familia.
La regla número tres es la que nos ayudará más que cualquiera a obtener el dinero que necesitamos, pues serán desposadas con un hombre de la misma clase social. El viernes por la tarde, conocerán a sus futuros maridos.
La regla número cuatro es: Mata a tus enemigos y si fuera necesario a tus amigos. Esta se relaciona con la regla número dos, no importa quién sea, si ese alguien tiene algo a nuestro favor, y no pueden obtenerlo por las buenas, no duden en matarlo.
La número cinco es una que han llevado toda su vida, pero los franceses han querido imponer modas extrañas y no permitiré que ustedes usen pantalones o prendas de varones así como la princesa rebelde de los Bélanger, únicamente pueden utilizar vestidos y zapatillas.
La última regla es la más importante: Ser perfectas. Actúen como debe ser y les será sencilla esta regla.

–Madre, somos muy jóvenes para comprometernos. Sólo Amedea tiene la edad para hacerlo– dijo tímidamente Hanya, la tercer hija.

–No me importa, Hanya, tenemos que salvar nuestra ciudad, soy capaz de hacer lo que sea necesario para pagar esa deuda, ¿entendido?

–Sí madre– respondieron las cuatro hermanas en un unísono de voz.

–Por poco se me olvida mencionarles que el domingo tomaremos un barco a los Estados Unidos, específicamente a la ciudad de San Francisco; iremos con los reyes de Francia, los Bélanger, para tratar unos asuntos con el ministro.
Ahora que saben todo esto, pueden irse– les ordenó la reina.

–Con permiso– dijeron cada una y se fueron del lugar.

Las cuatro hermanas se dirigieron al jardín, donde el hijo de la mucama, Harry, podaba el césped.

–Buenos días, señoritas– saludó a tres de las hermanas, para después solo saludar a Cairenn– Buenos días, princesa Cairenn. Usted se ve muy hermosa el día de hoy.

Harry siempre ha sentido atracción hacia Cairenn. Cuando su madre comenzó a trabajar en el palacio y él vió a la princesa por primera vez se sintió atraído por ella, aunque apenas tuvieran cinco años.
Por casi once años Harry ha intentado agradarle a Cairenn, pero por influencias de la reina, esta ha despreciado y humillado a Harry por varias ocasiones.

Cairenn ignoró al joven, por lo que su hermana mayor Amedea, hizo que le respondiera al chico.

–Cairenn, sé educada y contesta el saludo y el cumplido del jardinero– esto hizo que Cairenn rodara los ojos.

–Buenos días...– hizo creer que no recordaba el nombre del chico y se quedó pensando.

–Harry– le recordó Amedea.

Carraspeó la garganta– Buenos días, Harry.

Las jovencitas se fueron a sentar a la mesa que estaba en medio del jardín, para hablar de lo que había dicho con su madre hace unos minutos

–Yo definitivamente no estoy de acuerdo con cumplir esas estúpidas reglas– Emmaline se quejó.

–No es justo, mamá nos casará con cualquier joven adinerado, y ni siquiera le importa nuestra opinión– agregó Hanya.

–¡Exacto! Yo ni siquiera tengo la edad para casarme, solo tengo diez y seis años. Al menos ustedes ya tienen más edad– dijo Cairenn.

–Las entiendo, yo tampoco quiero casarme, pero tenemos que ayudar a nuestra madre y hacerlo por el pueblo, nuestro reino, nuestra familia y nuestro legado dentro de Brescia– dijo Amedea.

–¡Por Dios, Amedea! Tú no tienes de qué quejarte, estoy un 99% segura que tu prometido será el guapísimo príncipe de Francia, Jacob Bélanger– suspiró Cairenn al decir el nombre del chico.

–No sé porqué suspiras tanto por un patán como lo es Jacob, Cairenn– le dijo Emmaline.

–¿tú como sabes que es un patán?– La rubia Cairenn levantó una ceja.

–Porque lo conozco más que tú, ¿o no Amedea?

–Sí, Jacob no es de buen temperamento– respondió la pelirroja.

–Harry Evans es un buen chico, Cairenn– dijo Emmaline a su pequeña hermana– ojalá mamá lo considere para ti.

–Muy graciosa, Emmaline– entrecerró los ojos– pero él no es adinerado como lo que busca mamá. Además no está a mi altura.

–Está muy claro que le gustas a Harry, Cairenn– agregó Hanya, la otra princesa pelirroja.

–Despreciable– la rubia hizo una mueca disgustada– Harry Evans es un ser despreciable.

–Yo solo sé que mamá ha creado en ti un mounstro– dijo Emmaline burlona a su hermanita.

Las hermanas guardaron silencio unos minutos, pues estaban muy nerviosas por lo que iba a pasar el viernes, ese seria el día que cambiaría toda su vida.

–Estaremos bien– les dijo Amedea a sus hermanas, pues podía notar lo nerviosas y pensativas que estaban.

Después de un rato, cada una se fue a su habitación a duchar.

Era demasiado para unas jovencitas todo lo que estaba ocurriendo, empezando por la muerte tan trágica de su padre, la deuda y ahora que contraerán matrimonio con cualquier hombre adinerado.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2020 ⏰

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